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Crítica:JAZZ
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cuerpo de mamá, voz de papá

No resulta fácil definir el jazz que practica el trío de Ray Brown. A primera vista, parece simple y directo, confeccionado en modelo unisex y talla única, para que le siente bien a niños y grandes, a neófitos y aficionados veteranos, pero, aunque por momentos recuerda la atmósfera relajada de las sesiones informales after hours, en realidad se recubre con una pulcritud formal más propia de hechuras clásicas.Cada pieza escuchada en el San Juan traía su correspondiente arreglo, meticulosamente escrito, ensayado a conciencia y, a menudo, bastante alejado del original. Sin conceder un compás a la improvisación, Round midnight pareció una sonatina para piano y contrabajo, y Georgia on my mind se alivió de nostalgia a golpe de funky subido. It dón't mean a thing if ain't got that swing (No vale nada si no tienes swing), un título que encierra toda una declaración de principios, llegó cuando los principios estaban sobradamente expuestos en música. Con todo, lo mejor fueron dos preciosas baladas: Lil' darlin' y My foolish heart: puro terciopelo.

Ray Brown Trío

Ray Brown (contrabajo), Benny Green (piano) y Jeff Hamilton (batería). Madrid, CMU San Juan Evangelista, 15 de octubre.

La sensación de naturalidad era engañosa. Los miembros del trío podrían contar lo dificil que resulta sonar de manera espontánea y fresca cada noche. El cerebro pensante y el corazón impulsor de toda la operación es un jefe comprensivo que ejerce su función con la autoridad justa. Pero no es ésta su única virtud.

Nadie toca como él

Miles de contrabajistas envidian el sonido inconfundible de Brown. Los habrá más veloces, incluso más cultos desde el punto de vista armónico, y hasta será posible encontrar alguno con más intuición melódica, pero nadie toca como él. Seguramente el secreto estribe en un sentido del tempo asombroso y en un swing apabullante: nunca el contrabajo es tan cuerpo de mamá y voz de papá como cuando Brown lo abraza y pulsa sus cuerdas, casi enroscando los dedos en ella, para poner toda la carne en el asador.Quizá por haber pasado tantos años con el portentoso Oscar Peterson, siente debilidad por los colosos técnicos, pianistas con cierta tendencia a la exuberancia y a la exhibición no siempre pertinente. El joven Benny Green parece portar todas las virtudes y defectos de esta clase de instrumentista. No se le puede negar un dominio del teclado que roza lo abusivo y un polifacetismo en, verdad enciclopédico, pero su indudable talento debería servirle mejor y advertirle que las demostraciones de fuerza no son las mejores consejeras musicales. No obstante, su casi furioso virtuosismo caló hondo en el público y el trío tuvo que dar dos propinas.

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