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Los retos del liberador

Ramón Lobo

"Es la primera vez [en América Latina] que se logra reponer a un presidente constitucional para que concluya su mandato después de haber sido derrocado", asegura satisfecho un alto cargo de la ONU en Haití, muñidor del acuerdo de la isla del Gobernador. "Es un claro mensaje a los golpistas del mundo, añade optimista. Sin embargo, reconoce que el envite con el que se topa Aristide es monumental. El éxito de los 15 meses que le restan de mandato hasta traspasar el poder en febrero de 1996 es esencial para la consolidación democrática. Para ello no hay que defraudar la ilusión de un pueblo que le recibe como a un Mesías liberador.Aristide, guiado por los norteamericanos, se propone una terapia liberal de choque. En los próximos 15 meses, Haití necesitará 800 millones de dólares (más de 100.000 millones de pesetas), según lo pactado recientemente con el Club de París (países donantes), para poder cumplir tres objetivos:

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-Acometer la reforma del Estado, con la reducción en un 50% de los 45.000 funcionarios públicos, la creación de un Ejército nuevo de 1.500 hombres y de una policía democrática.

- Generar infraestructuras. Ejemplo: sólo el 20%'de la población tiene acceso al agua potable frente al 33% de hace un año.

- Y la reactivación de sectores estratégicos (sector privado).

Una herencia desoladora

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En Haití existe una mezcla de economía medieval y de capitalismo salvaje, que ha provocado una lacerante esclavitud:. trabajadores sin derechos. Aristide se enfrenta a una sociedad en la que el obrero no puede mirar a los ojos del gran patrón.Los organismos internacionales advierten que Haití tardará 10 años en superar el trastorno productivo creado por los golpistas. La herencia es desoladora. Haití adeuda más de 800 millones de dólares, 11 veces más de lo que es capaz de exportar en un año. Tiene un paro endémico que supera ya el 70% de la población activa. Tiene una inflación depredadora que rebasa el 50%. El producto interior bruto perdió el 10% en 1992.

El números dos del Departamento de Estado norteamericano, Strobe Talbot, se reunió hace una semana con un grupo de empresarios haitianos. Les garantizó que Aristide necesitará de su concurso activo para resucitar el país. De las 500 familias, el 1% de la población, que controla el 43% de la riqueza del país, cien son millonarios en dólares. Esa clase empresarial controla el ritmo cardiaco del país, no paga impuestos directos -los evade-, posee cientos de cuentas seguras en bancos norteamericanos y en los paraísos fiscales del Caribe y es, ante todo; profundamente contraria a Aristide.

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