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Las empresas de EE UU pagan más a los hombres que mantienen a su esposa

Los maridos cuya mujer trabaja fuera ganan un 20% menos, según dos estudios

Los hombres de familias norteamericanas en las que los dos cónyuges trabajan ganan menos dinero que aquellos que viven en familias en las que la mujer ocupa el puesto tradicional de ama de casa y el hombre se concentra en su carrera profesional. La diferencia económica a favor de los hombres cuyas familias dependen sólo de su sueldo llega hasta un 25%. Las empresas tienden a recompensar el esquema familiar tradicional con aumentos salariales y promociones profesionales, aunque no haya diferencias apreciables en rendimiento y dedicación.

Éstas son algunas de las conclusiones a las que llegan varios estudios elaborados por distintas instituciones y universidades de EE UU. Sin embargo, el diario The New York Times, que recoge estos resultados, se encuentra con un muro de silencio al tratar de confirmar estas prácticas en grandes empresas.Linda Stroli, autora de uno de los estudios, ofrece a EL PAÍS una posible explicación a este silencio: "Ninguna compañía reconoce que su política de ascensos o incrementos salariales pueda basarse en elementos que se aparten de los criterios objetivos".

Linda Stroli, profesora de la Loyola University de Chicago, analiza junto a Jeannie Brett, de la Northwestern University, el perfil profesional y familiar de 348 ejecutivos de las 500 empresas más importantes de EE UU durante cinco años. El estudio llega a la conclusión de que los que están casados con mujeres que no trabajan ganan un 20% más que aquellos cuyos cónyuges también tienen un empleo.

"Las diferencias no se basaban en mejor o peor preparación profesional, en más o menos experiencia o en un número significativo de horas extra en la jornada de cada uno", indica Stroh, que cree que las empresas, consciente o inconscientemente, tienden a favorecer a sus empleados que mantienen un esquema familiar tradicional de mujer en casa y hombre en el trabajo.

El segundo estudio, realizado en la Pace University de Nueva York, sigue la pista de 231 hombres graduados a finales de los años 70 y coincide notablemente con los resultados del primero: los hombres casados con mujeres que no trabajan ganan un 25% más. Igual que en el caso anterior, estos hombres no hacen jornadas agotadoras: trabajan sólamente una media de dos horas más a la semana que sus colegas casados con mujeres con empleo fuera de casa.

El debate sobre la explicación de estas diferencias -respaldadas por otros dos estudios, uno de 1982 y otro de 1992, con un muestreo mucho más amplio y conclusiones muy semejantes- está abierto. Algunos expertos creen que no deben extraerse conclusiones precipitadas, porque los factores que intervienen son diversos. Linda Stroli.coincide en que la explicación no es fácil ni probablemente única, pero uno de sus objetivos es llamar la atención sobre el efecto discriminatorio que este fenómeno tiene sobre las mujeres -en la medida en la que actúa como elemento de presión para que abandonen sus empleos y se recluyan en las casas- y sobre los hombres cuyas mujeres trabajan, que deben hacer frente a la no confesada preferencia de sus jefes por empleados aparentemente más disponibles.Herbert Karl, alto ejecutivo de una de las empresas estadounidense de auditoría más importante, cree que lo que más se valora hoy en el mundo laboral es la flexibilidad y la disponibilidad. "No sabría decir si esto tiene que ver con las conclusiones de estos estudios", añade, pero destaca que dos de los jefes de su empresa están casados con mujeres que no trabajan.

"Los mandos de las empresas favorecen a aquellos que creen que están en mejores condiciones de productividad y flexibilidad, aunque en la realidad no sea así", dice Kough.

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