Jesulín da la vuelta a la tortilla
En el toreo, una cosa es eso que llaman la tortilla y otra, en el sentido figurado, darle la vuelta. Jesulín hizo esta vez las dos cosas. De la primera no vale la pena ni hablar, pero en cuanto a lo segundo hay que decir que el de Ubrique lo tenía mal en Zaragoza, después del fiasco del día anterior. Y esta vez las cosas, aunque acabaron triunfalmente, no comenzaron bien, primero porque la prevista corrida de Marcos Núñez fue desechada y luego porque el primer Sepúlveda que le tocó fue muy protestado por su presencia y flojedad, pero como el animalito tenía nobleza y Jesulín lo cuidó con mimo y temple, toreándolo a media altura, tortilla y norias incluidas, pues hasta pudo cortarle una oreja, aun sin convencer a todo el mundo.
Sepúlveda / Niño de la Taurina, Jesulín, Tato
Cinco toros de Sepúlveda (5º premiado con vuelta al ruedo) y 1º de Branco Nuncio, desiguales de presencia, fuerza y juego. Los toros anunciados de Marcos Nuñez fueron rechazados.Niño de la Taurina: estocada (oreja protestada); dos pinchazos -aviso-, estocada baja y dos descabellas (división al saludar). Jesulín de Ubrique: media desprendida -aviso- y descabello (oreja protestada); aviso antes de matar y estocada desprendida (dos orejas). El Tato: estocada y dos descabellas (oreja); estocada (oreja). Jesulín y El Tato salieron a hombros. Plaza de Zaragoza, 13 de octubre. 7ª corrida de feria. Casi lleno.
Sí que lo hizo en el quinto, un toro desconcertante, que cambió durante la lidia, porque se frenó de salida y manseó en varas, pero fue a más y acabó embistiendo incansable y con fiereza. Jesulín le hizo una faena de gran vibración, primero toreando por ambos pitones con quietud y temple y luego adornándose con sus alardes. Se supone que el torero se habrá dado cuenta de que éste su gran éxito en Zaragoza lo ha obtenido con el toro más serio de los cinco que ha matado en la feria. Hay que decir también que el presidente, culminando una actuación un tanto deplorable (había regalado dos orejas en los primeros toros), ordenó la vuelta al ruedo a una res cuyo comportamiento queda reseñado.
Niño de la Taurina estuvo un poco en plan de comparsa, con voluntad y momentos de mérito, pero con poco acoplamiento con sus toros. En cambio, El Tato se subió al carro del éxito y estuvo, incluso sin serlo todavía, en figura. Toreó con hondura, plástica y verdad, llevando muy bien al toro y arriesgando cuando debía, nunca con aspavientos y sí con mucha autenticidad y torería.
Babelia
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