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La sombra de Mark Thatcher enturbia el congreso de los conservadores británicos

Sentada a la derecha del primer ministro, John Major, Margaret Thatcher acogió ayer con una leve inclinación de cabeza la ovación sostenida que le tributaron los 5.000 delegados al 111º Congreso Nacional del Partido Conservador Británico, que se inició ayer en Bournemouth (sur de Inglaterra). La palidez de la ex primera ministra británica revelaba, sin embargo, el mal trago que para ella supone haberse convertido de nuevo en una fuente de problemas para su partido.Las noticias sobre la suma millonaria cobrada por Mark Thatcher en concepto de comisión por el contrato de suministro de armas a Arabia Saudí en 1985, cuando su madre era primera ministra, ha enturbiado la reunión anual conserva dora casi tanto como las permanentes divisiones sobre Europa que ayer emergieron de nuevo en la primera jornada del congreso. En una intervención fuera del programa oficial, el ex ministro de Hacienda, Norman Lamont, encendió la mecha de la discordia al criticar de nuevo la política europea de John Major asegurando: "Nos hemos unido a un club muy diferente al que pensábamos cuando nos incorporamos a la Comunidad a principios de los años setenta". Lamont vaticino, incluso, que llegará un día en que el Reino Unido se plantee una retirada de Europa. La polémica fue zanjada poco después por el ministro de Asuntos Exteriores, Douglas Hurd, quien advirtió a los conservadores de los riesgos de jugar con la xenofobia antiepropea.

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La latente controversia sobre el grado de integración en Europa que desean los británicos consiguió, al menos, solapar el otro gran nubarrón que ayer planeó sobre el congreso conservador: el escándalo en tomo a las comisiones cobradas por Mark Thatcher. Las explicaciones exculpatorias de Margaret Thatcher han contribuido poco a disipar la sólida duda sobre su conducta en tan enojoso caso. Thatcher, vestida con un traje de chaqueta azul celeste, escuchó impasible los elogios del presidente de los tories, Jeremy Hanley, quien insistió desde la tribuna de oradores en la importancia histórica de la ex primera ministra, "una de las figuras políticas más importantes del siglo XX, escriba quien escriba los libros de historia".

Pero el daño moral sufrido por el partido que gobierna en el Reino Unido como consecuencia de las revelaciones de The Sunday Times el pasado domingo es innegable. Las buenas conexiones de Mark Thatcher en Downing Street, que le permitieron, supuestamente, embolsarse 2.400 millones de pesetas de los saudíes, no entran en ninguna categoría delictiva, pero ponen en entredicho la honestidad de su madre, todavía la figura más respetada del panorama político conservador británico. La exclusiva periodística estalló como una bomba apenas 48 horas antes de la inauguración del congreso.

Pero será sin duda, Tony Blair más de 20 puntos por delante de su rival conservador en una reciente encuesta Gallup publicada por el diario The Daily Telegraph- la sombra más dificil de borrar para los conservadores en esta semana de congreso.

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