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Entrevista:

"Todo el mundo quiere ir a Barcelona, después de ver mi película"

La inclasificable Barcelona, del director estadounidense Whit Stillman, ha seducido a la crítica de su país y ha dominado durante el verano las listas de recaudación de los circuitos de cine independiente. Barcelona es la historia de Ted y Fred, viajante y oficial de la Marina, respectivamente; dos primos que viven juntos en la Ciudad Condal a principios de los ochenta, rodeados de un antiamericanismo que les mantiene a la defensiva y de un grupo de mujeres a las que no comprenden.Pregunta. ¿Resultó difícil vender la idea de Barcelona a una productora americana y luego a la prensa y el público de aquí?

Respuesta. Ahora sé lo fácil que resulta cuando tienes una idea que suena clara desde el principio. El título de mi próxima película es Los últimos días de la música disco, y yo mismo no sé de qué va, pero todo el mundo está encantado.

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P. ¿Cuál es la pregunta que más le han hecho en Estados Unidos acerca de Barcelona?

R. Casi todas las críticas resaltan que la ciudad sale muy bien retratada, que todo el mundo quiere ir allí, que las actrices han funcionado muy bien. Creo que la película se ha entendido bastante bien.

P. ¿Por qué decidió utilizar actrices extranjeras para papeles de barcelonesas?

R. Todas las actrices que no tienen mucho diálogo en inglés son españolas. Había pensado en algunas actrices españolas: Emma Suárez, Mercé Pons, Ariadna Gil. Me alegro de haber hecho parte del casting en Londres, porque algo que he notado es que las chicas bien de Barcelona en aquella época tenían un inglés precioso aprendido en Londres.

P. ¿Cree que los americanos se han visto retratados en Barcelona de una manera inédita?

R. Lo bueno es que ha funcionado como comedia. La gente, en general, reacciona bien a la película, sobre todo los que han vivido o han estado en Europa durante un tiempo, porque gira en torno a malentendidos y situaciones de la vida cuando estás en otro país.

P. ¿Cómo vivía usted ese sentimiento antinorteamericano de los primeros ochenta en España?

R. Yo era muy sensible a esas cosas. Seguía muy de cercá la prensa y las noticias, y cada vez que iba a Europa de viaje de negocios parecía que había una invasión o una crisis internacional protagonizada por Estados Unidos. Eran los años de Reagan, la confrontación con Libia, etcétera. Todo el mundo tenía miedo a coger aviones. Fue un renacimiento de la guerra fría, y era un material muy bueno en que basar la película. Pero en realidad es una excusa para construir una historia de comedia en la que esos personajes están aislados y preocupados.

P. Entró en contacto con el cine español vendiendo películas españolas en Estados Unidos.

R. Sí, yo trabajaba para una editorial, pero tenía proyectos y quería dedicarme al cine. Creía que las películas españolas podían venderse a televisiones hispanas en Estados Unidos, y luego empecé a moverme por ferias internacionales, en las que vendimos varias películas. Entonces colaboré con Fernando Colomo en el rodaje de La línea del cielo, que es una historia paralela a la que se cuenta en Barcelona, pero a la inversa. En ese rodaje, y en el de Sal gorda, donde tengo un pequeño papel, es donde empecé a escribir Barcelona.

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