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Tribuna:CONCLUSIONES DE LA CUMBRE FINANCIERA DE MADRID
Tribuna
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Confrontación en Madrid

Emilio Ontiveros

En una de las jornadas del Foro de la Economía -celebrado simultáneamente a la reunión anual del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial-, la correspondiente a inversiones extranjeras en América Latina, se estableció una suerte de competencia por convencer a la audiencia de la ortodoxia con que algunos Gobiernos latinoamericanos conducían sus políticas económicas. Los representantes de Perú y Argentina, en concreto, convinieron en destacar una sorprendente correlación, observada al parecer en sus respectivos países, entre ajuste económico y rentabilidad electoral."Cada vez que hay elecciones, el presidente Menem hace un ajuste y sube en las encuestas", señaló Santiago Soldati, presidente del grupo comercial del Plata. El presidente Fujimori, por su parte, en ocasiones similares suele proclamarse fondomonetarista, según José Gracia, presidente de un importante grupo empresarial peruano (Perú, recuérdese, fue declarado inlelegible por el FMI, tras la crisis de la deuda, y en pocos países como ése se demonizó tanto al Fondo Monetario Internacional). Observaciones ambas que contrastan con las no menos drásticas recogidas en las conclusiones del Foro Alternativo: "Los ajustes causan guerras".

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Al día siguiente, ya en el marco de la propia reunión anual, el representante de Rusia, Alexander N. Snokhin se unía a la celebración del 50º aniversario de la Conferencia de Bretton Woods con el más encendido elogio de los que probablemente se han menifestado estos días en Madrid, al tiempo que defendía la ausencia de cambios en sus instituciones. Posiciones bien distintas a las que la mayoría de los países en desarrollo, que han reclamado cambios en la estructura, y funcionamiento del Fondo Monetario y del Banco Mundial y, en todo caso, una mayor influencia en sus decisiones.

Esa confrontación también se ha manifestado en el principal órgano de decisión del FMI, el Comité Interiono, bloqueando una decisión asumida el día anterior por el Grupo de los Siete, integrante de las propuestas más importantes que el director gerente del Fondo traía a esta asamblea: una nueva asignación de Derechos Especiales de Giro, el genuino activo de reserva del FMI. Los representantes alemanes, su ministro de finanzas y, desde luego, el presidente del Bundesbank, han puesto de manifiesto su voluntad de ejercer un mayor grado de influencia en el futuro de esas instituciones y, en particular, en aquellas iniciativas que se proyecten hacia el este.

Es cierto que en la asamblea de Madrid han emergido gran parte de las tensiones subyacentes en el actual esquema de relaciones económicas y financieras internacionales. Se han contestado hegemonías que ya no disponen del respaldo de la realidad -de las cifras- y mecanismos de decisión heredados de la guerra fría. Se ha cuestionado también la capacidad para formular diagnósticos y soluciones globales sobre problemas estructurales, que siendo comunes a muchas economías exigen tratamientos diferenciados. Una. confrontación, en definitiva, que puede contribuir a estimular y diversificar las vías de reflexión acerca de la disposición de un sistema de reglas internacionales, sobre las que se asiente la gobernabilidad de un mundo económicamente más complejo que el que presidió la Conferencia en Bretton Woods hace 50 años.

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