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González acusa al PP de no admitir la legitimidad democrática al querer hacerle cómplice de Rubio

Luisa Fernanda Rudi, diputada del PP, se entrenó ayer en el Congreso con el presidente del Gobierno, Felipe González, para el debate de hoy sobre el dictamen de la comisión que durante cinco meses ha investigado el patrimonio de Mariano Rubio, ex gobernador del Banco de España. Rudi acusó al jefe del Ejecutivo de callar "los hechos que conocía" sobre las presuntas implicaciones de Rubio en la trama del banco Ibercorp, y González replicó que el PP "no admite la legitimidad democrática". El debate apenas duró cinco minutos y se oyeron aplausos a Rudi, aunque sin pasión, en una sesión poco concurrida.

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Los populares habían decidido retirar del orden del día una pregunta sobre Cuba, por lo, que lo primero que tuvo que. oír González ayer, en su tercera sesión de control de los miércoles, fue una escueta pregunta de Luisa Fernanda Rudi referida al caso Rubio: "¿Cuándo tuvo conocimiento del enriquecimiento ilícito que puede haber cometido el ex gobernador del Banco de España?". El presidente del Gobierno respondió diciendo no entender el sentido de la pregunta, ya que entendía que había sido contestada suficientemente en el debate que el Congreso realizó sobre esta cuestión en abril y mayo.Rudi contraargumentó indicando que entonces no se había dado cumplida respuesta a esa pregunta y que, lo que era más grave, el presidente del Gobierno había ocultado datos importantes. Argumentó que en febrero de 1992, cuando estalló el escándalo Ibercorp, González mantuvo una reunión en La Moncloa con Carlos Solchaga, entonces ministro de Economía, y con Mariano Rubio en la que el gobernador admitió que detrás de Schaff Investments -una de las sociedades que más ganó con la venta de las acciones de Sistemas Financieros- se encontraba su hermana, su cuñado y un primo suyo. Aquel mismo día el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Luis Carlos Crossier, había declarado en el Congreso que su organismo tenía dificultades para saber quién estaba detrás de Schaff.

Basándose en lo ocurrido aquel día, Rudi sostuvo que González había ocultado datos al Congreso, había decidido mantener en su puesto a Rubio hasta que venciera su mandato, cinco meses después e impidió que se constituyera la comisión de investigación que el PP solicitaba. El jefe del Gobierno replicó echando en cara a Rudi que, así como el Grupo Socialista ya ha reconocido y admitido responsabilidades políticas, en su código de conducta [en el del PP] no parecen existir". Se refería, sin citarlo, a la dimisión de Carlos Solchaga como diputado y portavoz del Grupo Parlamentario Socialista.

Éste fue el final del pulso verbal entre ambos:

Rudi: "Hay algo más grave todavía, señor González. Esa persona, el señor Rubio, ese presunto delincuente, contó con su aval público y personal, el del presidente del Gobierno. Señor González, si todavía usted cree que no hay motivo para plantearle esta pregunta, debo decirle algo: me sorprende que sea usted capaz de sentarse en ese sillón".

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González: "Me temía que el sentido de su pregunta era exactamente ése, porque han hecho una repetición de los argumentos de abril y de mayo. No me podía esperar otra cosa por su parte. Un asunto que ha sido ampliamente discutido, en el que nosotros hemos reconocido y admitido una responsabilidad política, cosa que en su código de conducta no parece existir. Sin embargo, usted insiste [protestas en los bancos del Grupo Popular]. Insiste hoy para tener una percha para descalificar la acción del Gobierno y la acción del presidente del Gobierno. Estaba claro que no era una pregunta con la intención de esclarecer los hechos y esto era lo que justamente me permitía decirle que aclarara cuál era su intención. Ya sé cuál es su intención: de nuevo la descalificación. En definitiva, no admitir la legitimidad democrática".

Tras esta intervención, rubricada con aplausos socialistas y protestas del Grupo Popular, el diputado socialista Joan Marset preguntó al presidente por su valoración del debate del Estado de las autonomías en el Senado. Marset hizo un largo inventario de los logros de ese debate y, como no podía ser menos, González se adhirió a sus manifestaciones y aseguró que lo más significativo de lo ocurrido en la Cámara alta ha sido el constatar que "la Constitución española ofrece un marco de convivencia con respeto a la pluralidad".

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