íA la clandestinidad!
Hay una frasecita de Hans Tietmeyer, presidente del Bundesbank alemán, que define el nuevo estilo de trabajo del Grupo de los Siete: no más acuerdos formales sobre tipos de cambio porque, incluso en Europa, con la crisis del mecanismo de cambios del Sistema Monetario Europeo, se vuelven imposibles de mantener ante una embestida más o menos fuerte en los mercados de divisas. Por tanto, se trata de pasar a la clandestinidad: organizar un ritmo de trabajo constante pero de carácter informal sin enseñar las cartas a los operadores. Si para poner un ejemplo, George Soros, el gran especulador internacional, quiere sembrar el terror monetario para ganar otra vez miles de millones de dólares, como ocurrió en 1992, o perderlos, como le sucedió con el franco francés en 1993, deberá hacerlo sin información oficial de las reuniones del G-7. Sólo contará con los indicadores económicos de los países.Todos los ministros y gobernadores de bancos centrales, en sus encuentros con la prensa, han enfatizado ayer este punto: el G-7 se reunirá periódicamente de manera informal, fuera de los encuentros anuales coincidentes con el, FMI y la cumbre anual de los países ricos, a fin de supervisar especialmente la política macroeconómica y la evolución de los tipos de cambio. Una decisión adoptada ayer, en este sentido, es la incorporación permanente al G-7 de los gobernadores que hasta ahora participaban con una presencia discreta. "Hemos decidido", dijo el secretario del Tesoro de Estado! Unidos, Lloyd Bentsen, "involucrar a. los gobernadores de bancos centrales más profundamente en el proceso del G-7".
Esto, que puede parecer un asunto baladí, es importante. En cierto modo, el gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio, y el ministro del Tesoro, Lamberto Dini, fueron un buen ejemplo de esta división del trabajo que se apunta en el contexto de la recuperación económica en curso. "La economía italiana está creciendo, la producción industrial se ha expandido a un ritmo del 6% en el primer semestre de 1994 y ello supone peligros inflacionistas, aunque de momento no se vean. Mientras al gobernador le preocupan esos peligros, y puede actuar con la política monetaria para sofocarlos, el ministro del Tesoro le preocupa el crecimiento económico", dijo Fazio, señalando a Dini
Esta anécdota ilustra el problema central que los ministros y gobernadores del G-7 han analizado ayer: la recuperación económica actual se desarrolla con tipos de interés real (tipos nominales menos inflación) que no tienen precedentes, al menos en Europa donde la tasa de interés real se sitúa en el 6%. Si bien es evidente que estos tipos son un obstáculo para una expansión sostenida de las economías, hay algo aún más grave sobre lo que se han concentrado las reuniones del FMI: la inflación late debajo de la recuperación y puede dispararse apenas se franquee el paso a tasas de crecimientos más parecidas a las de una expansión (como puede ser en Estados Unidos o en Italia, donde se prevé un crecimiento del PIB del 5% en 1995).
Para ponerlo crudamente: si con tipos reales muy elevados como los actuales se hace necesario poner en práctica, circunstancialmente, ataques preventivos, cuando la inflación asoma, mediante subida sorpresiva del precio del dinero, la política monetaria puede cargarse rápidamentela incipiente recuperación. Para evitar el deslizamiento hacia una situación de este tipo, el G-7 ha acordado reforzar la vigilancia utilizando todos los organismos existentes, entre los que destacan el FMI y el Grupo de los Diez. (Los "Siete" más Bélgica, Holanda, Suecia y Suiza).
Por tanto, está excluido en el horizonte una coordinación con acuerdos formales sobre tipos de cambio y de interés,e incluso, si se toman las palabras de Tietmeyer, tampoco en Europa la reconstrucción del Mecanismo de Cambios está en el corto y medio plazo.
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