La Bienal de Flamenco de Sevilla confirma el esplendor de la guitarra y la crisis del cante
El certamen, que cierra hoy Paco de Lucía, augura un brillante futuro al baile
Esta noche termina la VIH Bienal de Arte Flamenco en Sevilla, con el concierto titulado Poderío, de Paco de Lucía. Como es un valor seguro, lo que ocurra no debe influir en este balance apresurado del mayor acontecimiento flamenco del año. Un diagnóstico sobre el momento actual de este arte se ajusta a lo que era perceptible desde hace ya tiempo: esplendor de la guitarra, gran futuro para el baile e inmovilismo en el cante.
Valores seguros de lo jondo ha habido unos cuantos en la Bienal. No podía ser de otra manera. Si se trata de reflejar como en un espejo el estado general de este arte, lógicamente había que sacar a primer plano las luminarias de excepción que han definido este tiempo: Manolo Sanlúcar y Enrique Morente, Mario Mayo y Cristina Hoyos, Carmen Linares. y José Mercé Merche, Esmeralda y la Fernanda, Manuel Morao y Chano Lobato... Y Paco de Lucía, por supuesto.Esplendor de la guitarra porque la Bienal ha confirmado una vez más que esta faceta del flamenco es el motor que está desarrollando una imparable creación musical. En Sevilla estuvieron prácticamente todos los grandes, y no hay resquicio para la sorpresa. La música que hacen todos ellos es de una belleza que llena los sentidos y puede ser entendida por cualquier ciudadano del mundo, es rica, original y profunda; cala hondo. Y hay que valorar debidamente, junto a ella, el proceso de integración con otras músicas que están llevando a cabo gentes como Jorge Pardo y Carle Benavent, o Chano Domínguez.
Gran futuro para el baile, porque por esta Bienal han pasado un buen número de jóvenes bailaores que dieron fe de su talento, sus inquietudes y su excelente preparación. Lalo Tejada, Javier Barón, Sara Baras, Latorre, Canales, Grilo, Mistela, Belén Maya, Antonio el Pipa, Joselito Fernández, la Yerbabuena... Una larga lista de grandes artistas ya, que en el futuro deben culminar, quizá, una nueva edad de oro del baile flamenco. La representación del espectáculo Dedicado a Antonio ha dejado en Sevilla la memoria viva de, una sesión memorable de buen baile.
Inmovilismo en el cante, que pare ce aquejado de una preocupante falta de reflejos. Morente es el único que se la juega. Si acaso puede hablarse de las felices invenciones de Diego Carrasco en torno al ritmo y al compás. Y poco más. Hay grandes cantaores, por supuesto, que están haciendo los cantos de siempre y que en esta Bienal han tenido notable presencia. El cante sigue viviendo en la nostalgia de Camarón, y el más joven cantaor verdaderamente importante es José Mersé, que va a cumplir 40 años.
Babelia
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