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La OTAN incrementará sus ataques aéreos en Bosnia por las violaciones de la ley

Xavier Vidal-Folch

Hubo acuerdo. Los ministros de Defensa de la OTAN, reunidos en Sevilla, decidieron ayer "robustecer" la respuesta a las violaciones de los acuerdos internacionales en la guerra de Bosnia. En plata: más ataques aéreos, y más frecuentes. ¿Cuántos? ¿Con qué frecuencia? Estados Unidos quería una "respuesta ejemplar" a los ataques. Europa, no. Al final se tomó el camino de en medio: "Respuestas proporcionales, pero no equivalentes". Lo que es signifique lo decidirán ahora los mandos militares.François Léotard era el primer ministro francés de Defensa que acudía a una reunión de la OTAN desde 1966. Estuvo henchido y fue aplicado. Compareció el primero ante la prensa. Fue claro. El incremento de las represalias a los violadores "es el precio a pagar" a cambio de aplazar el levantamiento del embargo de armas a los bosnios musulmanes.

La solución, como siempre, encierra equilibrios. En las últimas horas, el líder musulmán Alia Izetbegovic se comprometió en la ONU a no exigir el "inmediato" levantamiento del embargo de armas. Auxilió a Bill Clinton con un plazo de seis meses para ponerlo en práctica, librándolo de una tenaza de imposible escapatoria. La formada entre el Congreso, que le había dado tiempo hasta el 15 de octubre para pedir al Consejo de Seguridad el levantamiento del embargo, por un lado; y, por otro, los mandos militares de la Fuerza de Protección de la ONU (Unprofor) y los aliados europeos (también Rusia), contrarios al levantamiento, por el silogismo según el cual, a más armas, más guerra, más peligro para los cascos azules y menos posibilidades de implantar el plan de paz.

El ovillo se ha desenredado por un hilo muy claro: el uso más contundente de la fuerza militar. Es el "precio a pagar", como dijo Leotard. ¿Cómo se determina? "Necesitamos una respuesta rotunda, no únicamente proporcional, sino ejemplar, en vez de pequeñas respuestas", advirtió el secretario de Estado de EE UU, William Perry, marcando el juego al entrar en la reunión.

El hilo era claro, pero estrecho. Los europeos se aferraban a la "proporcionalidad", aunque eso da mucho campo de juego. Como reconoció el máximo cargo militar alemán, el inspector general Naumann, cada día se producen 1.500 violaciones de los acuerdos, de mayor o menor alcance, sólo en Sarajevo. "Actuaremos más estrictamente", explicó el ministro alemán, Volker Rühe. "Respuesta proporcional no significa equivalente", insinuó Léotard. "Puede significar multiplicar la intensidad del castigo por dos o tres", descifró su consejero. Al final, queda para los militares de la ONU y la OTAN (que siempre discrepan) especificar en cada caso de violación cuál deba ser la "repuesta rotunda". Para esta tarea disponen de unas pocas semanas. El acuerdo será difícil. El teniente general Michael Rosie, jefe de la Unprofor en Bosnia, ya ha advertido: "Incrementar el uso de la fuerza no es la solución".

El otro gran tema de la jornada fue la seguridad en el Mediterráneo. España, apoyada por Francia e Italia, propuso abrir un foro de diálogo con los países moderados del Norte de Africa. Holanda, Reino Unido y Alemania depusieron su resistencia a ampliar a este área las tareas de la OTAN. Ayudó a ello el apoyo norteamericano y la necesidad de los noreuropeos de contar con la complicidad latina para la apertura de la OTAN y de la Unión Europea hacia el Este.

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