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El caos de la matrícula

Los estudiantes pagan la pésima organización de las fechas de inscripción en las facultades

El periodo de matrículas en la mayoría de las universidades del país ha comenzado y el ambiente que las envuelve es caótico: muchos alumnos se matriculan después de que hayan empezado las clases; otros pierden las primeras semanas de clase porque no saben si les han admitido el traslado de centro; y también están los que son obligados a escoger un turno, cuando no pueden ir a clase a esas horas.Los alumnos se arman de paciencia y "acampan" desde primeras horas de la mañana en las colas que parten de las secretarías de las facultades. "Yo llevo varios días intentando matricularme, a ver si hoy lo consigo", decía desesperada V. N. F., una alumna de 4º de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid. La palma se la llevan los centros más masificados, con un número excesivo de alumnos en los primeros cursos: La Universidad de Barcelona, la del País Vasco, Sevilla y Complutense de Madrid están en cabeza.

"Hay una gran falta de previsión. Hay gente que se examinó el viernes pasado y que empezará las clases sin saber su nota", alega Antonio Martínez, alumno de la Universidad de Castilla la Mancha. En algunos centros ya han empezado las clases; en otros darán comienzo esta semana o la que viene y la mayoría no se ha podido matricular aún. Serán más de 1.400.000 los universitarios de este año. Las fechas de matrícula las asigna cada universidad. Es un periodo que se alarga en muchos centros hasta el 1 de noviembre, con las repercusiones inevitables en la asistencia a las aulas.

Carrera de obstáculos

Pero la matriculación acaba siendo toda una carrera de obstáculos: los que se inscriben en los centros más masificados se encuentran con que ya tienen asignado un turno, les guste o no, y muchos de los que han pedido un traslado de centro (que muchas veces pertenece a la misma universidad) todavía no saben si les han admitido o no en la facultad a la que se quieren trasladar. Además, otro buen número de alumnos espera para matricularse a que salgan las calificaciones de septiembre y no saben qué turno elegir para las asignaturas pendientes porque les puede coincidir con el que les asigne el centro para el curso completo.

En cuanto a los alumnos que se estrenan en universidad, "los únicos que se matriculan antes de que empiece el curso son los que aprobaron todo en junio y los que ingresan en centros sin númerus clausus. El resto la hacen durante este mes y todo el de octubre", explica Francisco Aranda, estudiante de 5º en la Universidad de Córdoba.

"Es una incongruencia casi histórica que la gente se matricule después de empezar las clases", comenta Joaquín Dobladez, presidente de la Unión de Estudiantes. "Es algo que los alumnos ya tienen asumido, pero hay problemas peores".

Un ejemplo son precisamente esos estudiantes que han solicitado el traslado de un centro a otro para continuar sus estudios. En numerosos casos, las listas de admitidos aparecen después de que hayan empezado las clases. "Yo realmente no sé que hacer", dice Luis de la Cruz, un estudiante que se encuentra en este caso. "He pedido el traslado a la Universidad Complutense desde un centro privado adscrito a esta misma universidad", explica. "Nos han dicho que el día 19 de octubre salen las listas de admitidos y las clases empiezan el día 3".

Muchas dudas

Son muchos los compañeros de este alumno de 4º de Ciencias Empresariales que tienen sus mismas dudas: "¿Qué hago, a qué clase voy? ¿Y si no me admiten en la Complutense y me quedo en la calle por no matricularme otra vez en el centro privado? ¿Pago la matrícula en el mismo centro y si me admiten en la universidad pública renuncio a ella? ".

"Estudiar en uno de estos centros te sale por cerca de medio millón de pesetas al año", cuenta Ana Ruiz, una alumna de Económicas, "mi familia me ha pagado dos cursos porque no me daba la media para entrar en la universidad pública, pero les ha costado mucho y necesito que me admitan el traslado".

"A mí lo que más me desespera es que no me digan qué criterios van a seguir para admitir el traslado de centro a la universidad pública de unos y otros alumnos", continúa Ana. "No te saben decir nada concreto en la ventanilla de las matrículas y ni te piden la declaración de la renta, ni nada. Yo no lo entiendo".

Según la estimación de alumnos y algunos responsables de los centros, entre el 15% y el 20% de los jóvenes que estudian carreras universitarias en centros privados adscritos a universidades públicas piden el traslado a estas últimas en 3º o 4º de carrera.

Con todo esto, ocurre también que las listas definitivas de los alumnos que pertenecen a cada grupo acaban modificándose hasta en el mes de noviembre. Sin embargo, no ocurre lo mismo en todas partes. Incluso dentro de una misma universidad, como es la Complutense de Madrid, el caos que se forma en los centros más masificados poco tiene que ver con la buena organización de llas facultades menos pobladas.

Un ejemplo es la facultad de matemáticas de dicha universidad que cuenta con cerca de 3.000 alumnos. "Desde luego, en lo que se refiere al profesorado, la matrícula no nos plantea problemas a los profesores", explica Miguel de Guzmán, catedrático de Análisis Matemático en dicho centro. "Se admite en cada clase a los 100 primeros que piden ese grupo al hacer la matrícula". Y ellos se ocupan de llegar los primeros a la cola.

Administrativos temporales

Los alumnos se quejan del descontrol, pero al otro lado está el personal administrativo de las secretarías de las facultades, que prácticamente no da abasto. Cada mañana, en un horario que va aproximadamente de las 8 de la mañana a las 2 de la tarde (depende de cada facultad) alcanzan a matricular a más de 400 estudiantes."En esta época estamos saturados", decía una funcionaria de la Universidad Complutense, "aunque siempre los días peores son los últimos, porque es cuando más alumnos vienen: algunos, como mi hijo, porque tienen que esperar a que salgan las notas de septiembre y otros porque lo dejan, para el último momento".

Una posible solución a este problema puede ser que todas las universidades crearan una bolsa de trabajo para ocupar temporalmente en funciones administrativas a sus propios alumnos. Así lo proponen algunos alumnos y representantes de las asociaciones de estudiantes. "Se podría establecer un sistema parecido al que existe en las universidades norteamericanas", sugiere, en este sentido, Joaquín Dobladez, presidente de la Unión de Estudiantes.

"De esa forma, proporcionarían a los estudiantes trabajos temporales y solucionarían los problemas de falta de personal que se dan en las universidades en fechas concretas, como el periodo de matriculación".

Antonio Martínez, estudiante de la universidad de Castilla-La Mancha, comparte tan original propuesta: "Eso posibilitaría que nos pudiéramos matricular también por las tardes, porque no es normal que las secretarías abran sólo medio día durante este periodo".

Los estudiantes están convencidos de que las universidades podrían crear este tipo de trabajos temporales por horas con cierta facilidad para emplearse en las bibliotecas, en los actos que se realizan en los centros, secretarías y otros departamentos de las facultades.

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