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Acuerdo entre serbios y musulmanes para detener los combates en Sarajevo

Oficiales serbios y del Ejército bosnio (de mayoría musulmana) aceptaron ayer la instalación de un puesto de observación de la ONU en la zona de Sarajevo donde el domingo se libraron violentos combates. El presidente bosnio, Alia Izetbegovic, ordenó a sus tropas un alto el fuego tras la amenaza de la ONU de lanzar ataques aéreos. Sarajevo amaneció agitada, mientras sus habitantes corrían nerviosos por las calles en las que todavía se escuchaba el eco de disparos esporádicos. Era la resaca de los peores bombardeos en siete meses de tregua.

El jefe de los cascos azules, general Michael Rose, ha responsabilizado con una claridad inusual al Gobierno bosnio-musulmán. "Ha provocado a los serbios para que éstos disparen contra la ciudad para ofrecer al mundo imágenes de guerra que nos obliguen a responder con bombardeos aéreos", advirtió el responsable de las fuerzas de la ONU."Es incomprensible para cualquier mente civilizada que alguien pueda poner en peligro a la población civil sólo por motivos tácticos o políticos. No quiero ver nunca más a una mujer con su hijo en brazos corriendo por las calles de Sarajevo pensando que está a punto de morir", subrayó el general Michael Rose. "Le he dicho [al Gobierno bosnio]: 'Si no detienen inmediatamente los combates, utilizaremos nuestra fuerza aérea contra ustedes. Ya hemos consultado con la OTAN sobre los objetivos".

En Bruselas, fuentes de la Alianza Atlántica anunciaron su disposición a entrar en acción de inmediato en Sarajevo si se produce una violación seria de la zona de exclusión decretada alrededor de la ciudad.

Los combates del domingo estallaron cuando tropas del Ejército bosnio atacaron a las fuerzas serbias en el noreste de Sarajevo. Rose aseguró que se trató de una maniobra premeditada para provocar un ataque serbio contra la ciudad que obligara, a su vez, a la OTAN a responder con un bombardeo aéreo contra las unidades serbias. Los dos bandos utilizaron armamento pesado que está prohibido por la ONU. Amplios sectores de la capital bosnia fueron blanco de granadas de mortero, ametralladoras pesadas y cañones antiaéreos.

Nuevo incidente

El Gobierno bosnio, por su parte, ha defendido sus acciones militares en Sarajevo diciendo que si la ONU no es capaz de acabar con asedio serbio, sus propias tropas tienen que intentarlo. Las autoridades bosnias subrayaron que fueron los serbios y no los musulmanes quienes dispararon contra objetivos civiles. Tras los combates del domingo, ayer se registró un nuevo incidente al noroeste de Sarajevo, cuando una treintena de cascos azules franceses fueron retenidos durante 18 horas por las fuerzas serbias en un punto de recolección de armamento pesado, desde el que se disparó contra Sarajevo. Hacia el mediodía, los serbios retiraron las minas que bloqueaba el paso de los soldados franceses, quienes tomaron el control del depósito.

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Las fuerzas de la ONU desplegaron en Sarajevo patrullas para detectar la presencia de francotiradores. La ciudad entró ayer en su sexto día sin agua, electricidad ni gas mientras los ingenieros de la ONU esperan la autorización de los serbios para restablecer los servicios públicos.

Por otra parte, un observador militar de las Naciones Unidas de nacionalidad danesa murió ayer al estallar una mina anticarro al paso de su vehículo, cuando circulaba con un casco azul polaco por una zona controlada por las tropas serbias en Croacia, a unos 40 kilómetros al sur de Zagreb.

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