Los socialdemócratas suecos preparan su vuelta al poder

El Partido Social Demócrata (PSD) h a estado en el poder durante los últimos 50 años con tan sólo dos interrupciones, la última en 1991, cuando, tras las elecciones, formó Gobierno Carl Bildt (Partido Moderado o Conservador) al frente de una coalición de liberales centristas y democristianos, que, a pesar de sus logros, ha profundizado la crisis.Mona Sahllin, de 37 años, secretaria general del PSD, se muestra tan confiada en la victoria como el propio presidente del partido, Ingvar Carlsson, de 60 años, y afirma con convicción: "Nuestro Gobierno será el más importante que ha tenido este país". Y ello porque tendrá que enfrentarse a la crisis "política y económica" que padece Suecia, agravada en los últimos meses por un Gobierno "completamente inactivo".

La batalla electoral se ha centrado en dos temas prioritarios: el gigantesco déficit presupuestario, que asciende a 160.000 millones de coronas (casi tres billones de pesetas, el 11% del producto interior bruto de Suecia) y el desempleo (algo desconocido por los suecos hasta finales de los ochenta) que afecta al 14% de la población activa.

Con este panorama se enfrentarán los socialdemócratas si ganan, aunque, esté quien esté al frente del Gobierno, aseguran los economistas, deberá seguir haciendo recortes impopulares en el capítulo social. No es probable que obtengan la mayoría absoluta, pero formarían seguramente Gobierno con los liberales, ya que han descartado una coalición roja-rosa-verde con los ex comunistas y con los verdes. De acuerdo con dos encuestas publicadas ayer, el apoyo al SPD ha bajado al 43%-44% desde alrededor del 50% hace un mes, aunque los conservadores se mantienen en el 40%.

El bloque burgués acusa al PSD de querer aumentar los impuestos para evitar hacer recortes en los gastos sociales y, por tanto, en el déficit, y esto ya ha suscitado la reacción de las grandes empresas, que han advertido que una victoria socialdemócrata pondrá en peligro las inversiones. El magnate de la banca y de la industria Peter Wallenberg se ha sumado personalmente a la ofensiva al advertir, sin duda para influir en los votantes, que si el nuevo Gobierno no reduce radicalmente el déficit se llevará a sus empresas fuera del país.

El PSD mantiene precisamente que las inversiones están ya en su nivel más bajo desde los años treinta y para impulsarlas establecerá incentivos y reducirá los impuestos a las empresas.

Sahlin dice que el objetivo será un Gobierno fuerte para ahorrar dinero y crear empleo. Las prioridades serán presentar de inmediato al país un presupuesto "adecuado" para demostrar que "tenemos controlado el déficit", y lograr el sí a la adhesión de Suecia a la Unión Europea (UE) en el referéndum del próximo 13 de noviembre. Parael PSD es vital la incorporación a la UE, aunque en estocoinciden todas las fuerzas a excepción de grupos minoritarios, como los excomunistas y los verdes.

Los suecos confían en que los socialdemócratas puedan recortar el Estado de bienestar sin producir excesivo dolor entre la población, aunque nadie aporta fórmulas mágicas para hacerlo. Todos están convencidos de que hay que hacer reformas, y algunas tan- impopulares como la abolición de subsidios destinados al cuidado de los niños o a pagar jubilaciones anticipadas.