Aburrimiento en la corrida de Salamanca

Ni toros ni toreros hicieron nada por despabilar el tedio que se cernía sobre la plaza en la quinta corrida de la feria de Salamanca, celebrada ayer. Los toros de Los Bayones fueron otra muestra más del pésimo material que está saliendo en la Glorieta. O sea, tirando a burros como es la tónica. Y los toreros, en plan trabajador, cuando mejor se daba la cosa, o en plan ahí me las den todas, como en el caso de Manzanares, que rectificó todo cuanto pudo en el breve trasteo a su primero, y que se mostró desconfiado y sin ánimo en el cuarto, torpón y con feo estilo. Fue pitado en los dos y despedido con bronca y almohadillas.Espartaco (división y oreja), recorrió todos los terrenos en su primero, y como le gritaron algo del pico, se fue a donde le hacían la denuncia a seguir descargando la suerte. En el quinto, que perdió las manos repetidas veces, estuvo cumplidor y valentón.

César Rincón (aviso y ovación; aplausos), anduvo tratando de que no se le fuera a la querencia el cobardón tercero. En el sexto, cuando íbamos por 814 bostezos, la embestida rebrincada del toro le descolocaba a cada momento, sin que en la faena hubiera orden ni concierto.

Baile de corrales en Albacete

Un auténtico baile de corrales precedió a la corrida de ayer en Albacete, pues para aprobar los seis toros los veterinarios hubieron de reconocer 23, informa Emilio Martínez. Enrique Ponce, que estaba anunciado, presentó parte médico, y le sustituyó Juan Mora.Se lidiaron dos toros de Jandilla (uno sobrero), dos de Buendía y dos de Ordóñez, flojos, sospechosos de pitones. Mora, oreja en cada uno; Joselito, ovación y bronca. Manuel Caballero, oreja y silencio.