El Arqueológico de Nápoles cierra para acabar con los robos
La Justicia clausura una de las mejores colecciones del mundo
Los carabineros procedieron ayer al secuestro judicial del Museo Arqueológico de Nápoles, a fin de poner coto a los robos y expolios que amenazan la supervivencia de este centro, sede de una de las colecciones de arte clásico y romano más importantes del mundo. Los magistrados napolitanos que ordenaron, la intervención argumentan que es necesario comprobar el número de robos registrados, impedir la destrucción de eventuales indicios de delitos y prohibir el acceso al museo de personas susceptibles de ser implicadas en la investigaciones en curso.
Estos aspectos del mandato judicial revelan el grado de desorden e incertidumbre prevalente en una institución en la que se alojan joyas de la escultura universal como el Toro, el Hércules o el Atlante Farnese, junto la casi totalidad de los frescos de Pompeya y a otros varios cientos de miles- de piezas en piedra, bronce y cerámica de valor incalculable. El primer problema es saber cuántas, pues evidentemente hay muchas de las 180.000 registradas en catálogos ya antiguos. Debido a esa circunstancia, y a una gestión caótica por la que es frecuente que salas fundamentales permanezcan cerradas al público, por presunta falta de personal la primera dificultad que encuentran los jueces es saber cuántos robos han podido ser cometidos.
Desde 1977, se han denunciado, y no resuelto, ocho delitos de este tipo, entre ellos la sustracción de 7.000 monedas antiguas en el primer año indicado. Pero se sospecha que ha habido muchos más, ya que las denuncias mencionadas surgieron siempre ocasionalmente, cuando se fue a buscar alguna de las piezas almacenadas en los seis pisos que tiene el museo porque se la necesitaba para alguna exposición u otro fin.
La alarma que ha desencadenado el secuestro saltó tras el hallazgo de una estatuilla procedente de las excavaciones de Pompeya, y perteneciente al museo, en casa de Francesco Ambrosio, uno de los mayores comerciantes de grano de Italia. Procesado por numerosos fraudes a la Comunidad Europea, encarcelado hace poco tiempo, Ambrosio, presidente de Italgrani, es propietario de una villa en las afueras de Nápoles cuya propiedad ha cedido al Estado y que está siendo restaurado con todos de la CE.
Babelia
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