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FERIA DE ALBACETE

Jesulín se niega a matar un toro

Jesulín de Ubrique, que ayer batió el récord de El Cordobés al sumar su actuación 122, también batió el de la desvergüenza torera al negarse a matar a su primer enemigo. Éste, de nombre Verdugo, lo que puede resultar el de Ubrique para la fiesta, era una cabra fofa, tonta y mocha. Por tanto, lo que Jesulín le hizo sonriente durante 15 minutos con la flámula no puede llamarse toreo, sino cabreo. Un cabreo no tan tremebundo como el del público al verse toreado, eso sí, con mucha sonrisita. No todo el cotarro, ciertamente, pues un sector minoritario, y mayoritario en fanáticas seguidoras, aún era capaz de restallar ovaciones en honor de su ídolo.Al ídolo no se le ocurrió otra cosa para conmemorar su dudosa azaña de batir la marca cordobesista que, a sabiendas del seguimiento de gran parte de la prensa de las vísceras, reírse del público de Albacete y, por extensión, de todos los aficionados.

Torero / Joselito, Jesulín, Finito

Toros de El Torero, con trapío menos 2º y 3º Flojos, sospechosos de pitones.Joselito: pinchazo y estocada desprendida; aviso (más palmas que pitos); estocada tendida; aviso (oreja). Jesulin de Ubrique: los tres avisos sin entrar a matar (bronca); bajonazo (oreja protestada). Finito de Córdoba: bajonazo (silencio); media tendida baja, estocada desprendida y descabello (oreja). Plaza de Albacete, 14 de septiembre. 7ª corrida de feria. Lleno.

Se le podía haber ocurrido torear, pero no, buscó la noticia de portada con el escándalo. Consumado su heroico gesto, por el que el presidente del festejo, Eutimio Candel, le ha propuesto para sanción por falta grave y puede caerle una multa de entre 25.000 y 10 millones de pesetas decidió demostrar que sabe producirse de otra forma y, quizá, torear.

Los ánimos de los aficionados y del cotarro sensato, al que no gustan que le toren, se encresparon. Pero, ¡ay!, otro amplio sector, aún mayoritario en número y mujeres, estalló de algarabía.

Así, en plena tormenta, el de 'Ubrique desaprovechó con su estilo ventajista, de suerte descargada y populachero, a un toro bravo, con el que batió otro récord circense: se dio ocho vueltas y revueltas alrededor del bicho, escondido en sus costillares. Y redondeó su desvergonzada tarde, taurinamente hablando, con un bajonazo infame. Para su suerte, para desgracia de la fiesta hubo mayoría de pañuelos en solicitud de los máximos trofeos, frenada por el presidente. ¿Qué le vamos a hacer si hay gente pa tó? Jesulín abandonó la plaza entre un fuerte escándalo y protegido por la policía.

La burlada afición paisana, al menos disfrutó con una gran faena de Finito al también encastado sexto, construida con unidad y variedad, ligada e inspiradísima. Joselito no se acopló con el primero y anduvo más pendiente de escuchar y responder los gritos en su contra que de la lidia. Un pelín de esfuerzo más con el cuarto le permitió alborear varios naturales de cartel, pero aislados, dentro del esturreo de pases por todo el ruedo.

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