Cómo descubrir a las mejores

Se va a acabar el café para todos. La clase magistral y los apuntes pasarán a mejor vida. Los profesores conocidos por acumular suspensos tendrán que pasar a nuevas fórmulas que les signifiquen por su generosidad en los sobresalientes. La formación permanente del profesorado será habitual. La calidad de la enseñanza y la investigación será la forma en que la autonomía de las universidades rinda cuentas de la inversión pública.Y la fórmula de medición será la evaluación de los resultados de cada una de las 44 universidades españolas que reciben en total 500.000 millones de pesetas al año (1% del PIB, siendo la media de los países de la OCDE de 1,5%). El proceso ha comenzado ya: El Consejo de Universidades (CU) presentó la semana pasada, en un seminario celebrado en la UIMP de Santander, un programa experimental de evaluación practicado entre 16 universidades durante los dos últimos años. Las 16 se prestaron voluntariamente a ser estudiadas. El proyecto, dirigido por el experto del CU, José María de Luxán, abarca desde los datos numéricos, medios e infraestructura, hasta el desarrollo interno de una selección de titulaciones. La filosofía del programa experimental de evaluación de la calidad del sistema universitario permite plena libertad a las universidades para someterse o no a una evaluación tanto interna como externa, y no con el fin de ejercer un control, ni de "premiar o castigar a las universidades", como dijo Miguel Ángel Quintanilla, secretario general del CU, "sino de potenciar la calidad de las mejores y estimular a las menos buenas".

La carencia de bases de datos en las universidades sobre gestión educativa, la escasa programación de la enseñanza, el peso fuerte de los comportamientos tradicionales y la necesidad de modificar determinados puntos de la LRU en cuanto a los órganos colegiados, son algunos de los puntos descubiertos en el proyecto piloto.

Los aires evaluadores han provocado ya un cierto temor a la inspección. "Cada profesor, evidentemente, tiene miedo", dijo André Staropoli, experto de la Comisión Nacional de Evaluación francesa, "en Francia, no evaluamos a cada individuo. Pero hay que rendir cuentas a la sociedad. Hay que realizar una evaluación externa, con medios públicos pero por un organismo independiente, ajeno a la Universidad. Si no la hacen las universidades la harán los tecnócratas o los periodistas", añadió.

Staropoli, que dirige el programa de evaluación francés iniciado hace 10 años, alabó, junto con otros expertos europeos, el sistema adoptado por los españoles. El procedimiento de evaluación abarcará a la Unión Europea. El próximo otoño, y financiado por la Comunidad, dará comienzo un proyecto piloto con el objeto de analizar muestras de departamentos, aulas y gestión.

Hasta llegar a implantar un proceso de evaluación que abarque a todas las universidades pueden transcurrir 10 años como ha sucedido en Francia que ha completado ya lo que llaman el Tour de France; y el ideal es que se produzca de forma cíclica, cada cinco años en cada universidad. Los estudiantes galos ya han mostrado su interés y participan exponiendo sus necesidades.