La fórmula del botijo
La historia del botijo ha sido muy buena. Publican ustedes, en su edición del miércoles 24 de agosto, un artículo bajo el título de La ecuación del botijo, en el que se cuentan los avatares de dos profesores de la Universidad Politécnica de Madrid para hallar las dos ecuaciones diferenciales que demuestran matemáticamente cómo se produce el enfriamiento del agua contenida en un botijo. No tiene desperdicio. Al parecer, la idea de la investigación se les ocurrió en 1990, pero hasta un año después no se hicieron con un ejemplar de barro. Después siguieron tres años más de darle vueltas al botijo, ponerle termómetros y meterlo en estufas de laboratorio a- una temperatura constante de 40 grados, comprobar las evaporaciones y las variables de enfriamiento, hasta que el pasado mes de julio, por fin, dieron con la fórmula exacta. Es fantástico. Y no para ahí la cosa-. Sin perder el tiempo (en 15 o 20 días) se han apresurado a redactar un artículo contando su trabajo para que no les pisen la investigación. Eso sí, lo han hecho en inglés (the earthenware pitcher with spout and handle parece ser la traducción de botijo, recipiente desconocido en la cultura. anglosajona). Y lo mejor: lo han mandado a una revista de educación norteamericana.Me produce pavor hacerme preguntas al respecto. Los investigadores españoles se dan al botijo, tardan la de Dios en ofrecer resultados, y, cuando lo hacen, escriben en inglés y se van a Estados Unidos a. publicar, segura mente porque en España no hay revistas científicas con categoría suficiente para acoger algo tan hispánico como las cualidades frigoríficas del botijo.
Es lamentable para la investigación española, que frivoliza con lo que no tendría que ser más que un entretenimiento de laboratorio. Es lamentable para las revistas científicas españolas, que ni siquiera valen para publicar el secreto del botijo. Y es más lamentable saber que en EE UU lo publican todo. Están peor aún. Todavía tendremos que dar gracias de que antes del verano próximo no le pongan un micro chip en el pitorro y acabemos pagando royalties por darle un tiento a nuestro querido botijo.
Ha sido, lo mejor del verano hasta ahora.-
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