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Tribuna
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Los nacionales

Ante las audacias de los nacionalismos catalán y vasco, los expertos del PP han descubierto un yacimiento a cielo abierto de nacionalismo español por explotar y durante el verano, que media entre su victoria en las elecciones europeas y el comienzo de todos los cursos, han bombardeado la conciencia del país con mensajes sutiles o zafios, sobre el abandono de españolidad del Gobierno del PSOE.España era todavía una unidad de destino en lo universal, he escrito años ha, gracias a la Guardia Civil, al PSOE, a los editoriales del diario EL PAÍS y a la Liga Nacional de Fútbol. Pero examinemos el panorama actual: la Guardia Civil se aleja por un túnel de silencio porque no quiere ver la sombra, la mala sombra de Roldán, sobre la arena; la línea de opinión del diario EL PAÍS posmoderniza pero no españoliza tanto como en sus orígenes vertebradores; el PSOE se va de porrón y pa amb tomàquet con Pujol; la Liga Nacional se la ha llevado el Barça cuatro años seguidos.

Se comprende la inquietud de los que cada día miden lo que queda de España, los que la aman porque no les gusta y de ahí que el PP, que va a por todas, recurra a la sutileza de reinterpretar la letra de la Constitución cuando dice que España es UNA nación... plural o a la zafiedad de dudar del patriotismo de Belloch porque premia a los terroristas y castiga a sus víctimas. Lógicamente, los españoles angustiados por las precariedades de nuestro tiempo, para no caer en el sin sentido de su españolidad, pueden agarrarse al cuello de tanto enemigo interior como le está saliendo. De producirse algún desmadre, un hecho irreparable, que pasen las facturas a los exorcistas de las peores burguesías nacionales y a los portavoces de las mejores.

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