Ya es hora de dar alguna muestra de inteligencia
La controversia que rodea el tema de la anticoncepción y el aborto hizo que desde el punto de vista político fuera más sencillo hablar y organizarse en torno a temas como la contaminación ambiental, la deforestación, los residuos tóxicos y la biodiversidad, mientras que se ha ignorado el papel que nuestra joven especie desempeña en todo esto. Como Denis Meadows escribe en Limits to Growth: "Siempre puedes achacar un problema determinado a cualquier cosa excepto a la superpoblación. Nadie se muere de superpoblación. La gente se muere de hambre, por enfermedades, por la guerra".Los científicos coinciden en que la relación exacta entre población y destrucción del medio ambiente no está del todo clara. Sin embargo, sabemos:
- Todos los años, los granjeros de todo el mundo intentan alimentar a 90 millones de personas más con 24.000 millones de toneladas menos de tierra vegetal.
- La desertificación a causa del pastoreo excesivo y de los métodos de cultivo ineficaces está inutilizando 60.000 kilómetros cuadrados al año.
- La creciente demanda de agua potable ha esquilmado nuestras reservas de agua en billones de litros tanto en la superficie como en el subsuelo. En varias regiones del norte de China, la capa freática está disminuyendo entre cuatro y cinco metros al año. Zonas de la ciudad de México se hunden a medida que se van agotando los acuíferos subterráneos. Aproximadamente mil millones de personas no tienen suficiente comida,
Nuestra especie se apropia, consume o elimina un 40% de la energía fotosintética básica de la Tierra y acapara dos tercios de la superficie del planeta.
En el pasado hubo pueblos que se vinieron abajo en cuanto sobrepasaron los umbrales críticos naturales: la extraordinaria civilización de la isla de Pascua -en el Pacífico-, las civilizaciones americanas precolombinas de los mayas, los mimbres y los anasazis del suroeste de Estados Unidos. Ellos tenían la excusa de no saber. Nosotros sí sabemos.
Hijos no deseados
Pero también soy una mujer y comparto la preocupación de que una mentalidad de crisis, que está justificada y es necesaria, pueda llevarnos a recurrir a medidas de control de la natalidad coactivas e insensibles. Esto es algo que nos concierne a todos, y no se puede echar la culpa a las mujeres por el hecho de que seamos nosotras las que tenemos los hijos. Si hemos aprendido una lección durante los últimos treinta años, es que los métodos para reducir la natalidad que mejor funcionan son los métodos que respetan a las mujeres.
Debemos garantizar el acceso universal a la planificación familiar antes de finales de esta década. En un mundo con tantas personas que pasan hambre, es irresponsable que no hagamos más para evitar que nazcan hijos no deseados. Los niños tienen el derecho a ser deseados. Incluso en Estados Unidos, alrededor del 42% de las mujeres que desean anticonceptivos necesitan alguna ayuda para pagarlos. También necesitamos nuevos métodos anticonceptivos.
En casi todos los países que han sido estudiados, aumentar el nivel de formación de las mujeres lleva a una caída de las tasas de natalidad. Según Sharon Camp, ex miembro de Population Action International, el impacto del nivel de formación de las mujeres se vuelve fuerte y coherente después de siete u ocho años de educación formal. Una mujer con ese nivel de formación tiende a casarse cuatro años más tarde por término medio y a utilizar de forma más eficaz los métodos anticonceptivos.
El Banco Mundial calcula que el coste de acabar con la diferencia por sexos en la educación escolar primaria y secundaria sería de unos 3.200 millones de dólares. También afirman: "Ninguna otra inversión proporcionaría un beneficio mayor para el desarrollo social y económico". Permítanme mencionar dos éxitos de la planificación familiar. La Coalición de la Salud de las Mujeres de Bangladesh, fundada en 1980, tiene siete clínicas en zonas pobres rurales y urbanas de Bangladesh. Tras abandonar la esterilización forzada y los incentivos, ampliar la variedad de anticonceptivos y mejorar el asesoramiento individual y el nivel de educación, el uso de anticonceptivos en las zonas atendidas por la Coalición ha subido hasta un 60%.
Una de sus pacientes dice: "Había oído hablar de planificación familiar antes, pero no así. Ésta es la única clínica donde se me pidió que me sentara y me trataron de igual a igual. Si hubiera sabido que era así, ¿cree que tendría seis hijos?".
Con este ejemplo podemos ver que hay formas de enfrentarse simultáneamente a la pobreza, la superpoblación y la situación de la mujer. No tienen por qué ser incompatibles.
Hace 25 años, la tasa de natalidad de Colombia era una de las más elevadas del mundo, con una media de 6,6 hijos por familia. En la actualidad, la media es de 2,9: menos de la mitad. Uno de los mayores catalizadores es una organización llamada Pro Familia, que tiene 48 clínicas rurales y urbanas y ocho de ellas incluyen servicios de vasectomía.
El coste de proporcionar en todo el mundo acceso universal a la planificación familiar a finales de esta déacada será de 11.000 millones de dólares anuales. Es algo factible. Independientemente de lo que hagamos, la Tierra y la vida sobrevivirán. Somos nosotros los que tal vez no estemos aquí para participar. Pero no seremos tan estúpidos, ¿verdad?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.