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Entrevista:

"Soy fundamentalista contra la evasión"

Juan Jesús Aznárez

Cavallo, que en octubre viajará a España, se declara satisfecho por la gestión de Iberia y la Telefónica española en Aerolíneas Argentinas y en la Telefónica nacional. Algunos de sus detractores lo califican como "un fundamentalista de los números". "Soy un fundamentalista de la disciplina fiscal porque este país sufrió cuatro décadas de descalabro fiscal", declara en su despacho de la quinta planta del Ministerio de Economía. "Soy fundamentalista contra la evasión". Cavallo no piensa modificar su programa liberalizador, ni la actual convertibilidad, que estableció una paridad de uno a uno entre el peso y el dólar. Prepara medidas contra los fallos y omisiones del sistema jurídico, denunciado como imprevisible o excesivamente gravoso por algunos empresarios consultados por este diario, y niega que en su país se esté produciendo un fenómeno de excesiva concentración de la riqueza. "La competencia, muy fuerte, obliga ahora a ser muy exigentes. Antes eran muy fáciles las ganancias especulativas". El ministro subraya que quien invierte capital en Argentina tiene que hacerlo rendir compitiendo en mercado muy abierto y transparente". "Hay empresas más grandes que antes, pero eso no es fruto de una acumulación de capital originada con la explotación de los argentinos, sino de inversiones de capital genuinas y eficientes".Pregunta. ¿Cómo se comporta la inversión española?

Respuesta. Muy bien. El único problema que teníamos en Aerolíneas Argentinas, en realidad, era consecuencia de la forma como nosotros habíamos privatizado. Pero ya con la última renegociación del contrato han quedado clarificadas todas las cuestiones. Iberia ha hecho inversiones, está trayendo aviones nuevos, ha mejorado mucho el servicio y la impresión que tenemos en Argentina es que Aerolíneas está bien manejada. Por otro lado, ya compite con empresas de cabotaje, y se ha producido una reducción de tarifas aéreas en rutas importantes. Telefónica también maneja bien la empresa.

P. Pero hay quejas de que las tarifas telefónicas son altas.

R. Esto es así porque, cuando privatizamos, fijamos altas las tarifas, pero ahora tratamos de reestructurarlas y bajar, sobre todo, las de media y larga distancia e internacionales. Eso va a ser bueno para el usuario y para Telefónica porque van a facturar más, ya que la gente va a llamar más.

P. ¿No hay problemas con la inversión española?

R. No creo que haya problemas especiales, pero Argentina y España deben promover más intercambio de empresarios pequeños y medianos. Nos gustaría verlos invirtiendo en Argentina. Por ejemplo, en el sector de me talmecánica. Es un rubro en el que Argentina tiene una buena mano de obra, y hay empresas españolas con experiencia que podrían asociarse con argentinas. Nos alegró mucho la presencia de Gamesa con una planta de matricería y robótica en Córdoba para la industria automotriz. Otro rubro es la agroindustria. Hay muchas oportunidades.

P. Sin embargo, hay empresarios españoles, y también de otras nacionalidades, que se quejan de indefensión jurídica.

R. Ciertamente que, por lo general, todo lo que sean leyes laborales, accidentes de trabajo, etcétera, los fallos judiciales se tornam muy onerosos para las empresas. Este es un aspecto en el que tratamos de cambiar la legislación, y han sido tenidos en cuenta en la Asamblea Constituyente (finalizó sus trabajos con la reforma de la Constitución de 1853). Se trata de hacer más eficiente el funcionamiento de la justicia. Ya se han producido ciertos cambios, como la creación del Colegio de la Magistratura, que va a manejar aspectos económicos. Se trata de aplicar mejores leyes.

P. ¿Para cuándo?

R. Ya estamos trabajando en ello, y un proyecto de ley ha recibido media sanción en el Senado. Se refiere a los honorarios de abogados y peritos que trabajan en los juicios, aspecto que hacía muy costoso el proceso de solución de controversias.

P. Parece que su programa empieza a ser contestado. El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Michel Canidessus, aconsejó aquí cuidar su coste social.

R. Quienes protestan son una minoría. A veces se da la impresión por los medios de que todos los jubilados están contra este Gobierno, cuando este Gobierno ha sido el primero que les ha pagado según la ley y todos los anteriores les pagaron menos. Y la gente nos paga con su voto porque ganamos las elecciones del 89, 91, 93 y las del 94. Y nos volverá a votar en el 95, cuando haya que elegir presidente.

P. ¿Y Canidessus?

R. Lo que dijo Canidessus es que no hay mejor política social que la lucha contra la inflación, y en ese sentido Argentina ha sido ejemplar. Del 22.000% de inflación entre marzo del 89 y marzo del 90, tenemos menos del 4% en el año 94. Sin duda, ha habido una gran disminución del porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza gracias a la estabilidad, que ha mejorado los ingresos en términos reales de las familias.

P. Pero se ha incrementado el número de personas sin trabajo.

R. Ha aumentado el empleo más de lo que venía aumentando antes. Lo que ocurre es que de nuevo hay inmigración hacia Argentina procedente de países vecinos, y además aumentó la participación de la mujer en la fuerza laboral, y entonces aparecen aumentados los índices de desocupación. Pero en la medida en que nosotros, como lo ha hecho ya España, introduzcamos modalidades más flexibles de contratación laboral y facilitemos la entrada de la gente en el mercado laboral y disminuyamos los costes impositivos vinculados a la creación de empleo, vamos a poder resolver también el problema de la desocupación. La economía argentina, además de lograr un 4% de inflación desde niveles muy altos, viene creciendo a un 8% anual desde el año 91, la inversión ha crecido mucho más que la economía, y el empleo ha crecido por lo menos en, los tres primeros años del plan; en el último año se ha estancado, pero no ha declinado.

P. ¿Eran posibles otras políticas alternativas?

R. Cualquier política alternativa hubiera generado costes sociales muy superiores a los que ha generado esta política. ¿Qué ocurre en Argentina? Cuando teníamos un cáncer, el dolor que provocaba dominaba a todos los demás que teníamos; ahora que hemos sacado el cáncer, empiezan a darse cuenta de que también nos duele un poco la rodilla, el tobillo... Y de verdad que tenemos que tratar esos dolores, pero hay que tener en cuenta que Argentina viene de décadas con mal manejo económico, con terribles consecuencias sociales y, obviamente, va a tomar un tiempo que en todas las regiones y sectores se produzcan las necesarias adaptaciones a un clima muy exigente, como es la estabilidad con la apertura económica. Además, hay que avanzar en la reforma de los Estados provinciales. Somos un país federal; si uno excluye el gasto de seguridad social, sólo un tercio lo maneja la nación. Dos tercios lo hacen los Gobiernos provinciales, fundamentalmente, educación primaria y secundaria, salud, justicia, seguridad e infraestructura urbana y regional.

P. Imagino que la corrupción es asignatura pendiente.

R. Estamos progresando en la lucha. Acá había muchísima corrupción. Yo diría que los argentinos nos habíamos educado para la corrupción porque el Gobierno, en sus distintos niveles, reglamentaba todo, e incluso imponía normas que eran de imposible cumplimiento para la gente. Eso ocurrió por décadas. Había mucha gente que corrompía y otros que se dejaban corromper. Hemos cambiado muchísimas de esas normas, y además, al privatizar muchas empresas, hemos sacado de la órbita estatal un conjunto de decisiones que antes daban oportunidades para la corrupción. Sin embargo, a pesar del fuerte cambio en las reglas del juego, que han mejorado la situación, todavía no han desaparecido los vicios y las actitudes tanto por parte de corruptores como de corruptos, que existen en distintas porciones de nuestra sociedad. Existieron siempre, pero ahora se ven más porque hay mayor transparencia.

P. ¿Se mantendrá el cambio, uno a uno, del peso y el dólar?

R. Continuará. No se trata de una aplicación arbitraria del tipo de cambio, sino que es consecuencia de haber transformado el Banco Central en lo que nosotros llamamos "una caja de conversión". Es decir, nuestra moneda tiene respaldo en oro y divisas. Cuando nosotros imprimimos un dólar hemos acumulado un dólar o el equivalente a un dólar en alguna moneda de reserva para respaldar ese peso. Por otro lado, hemos mantenido una política de disciplina fiscal total, no tenemos déficit fiscal ni lo vamos a tener en los próximos años. Todas las entradas de capital se inducen por oportunidad de inversión privada y no por déficit fiscal.

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