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El presidente chino acude a Moscú para poner fin a décadas de disputas con Rusia

El presidente de China, Jiang Zemin, llegó ayer a Rusia en una histórica visita de cinco días, durante la cual Moscú y Pekín firmarán una serie de tratados, entre los que destacan los militares: demarcación de fronteras y abstención recíproca de apuntar sus misiles contra sus respectivos territorios. Además, Jiang, que después de Rusia viajará a Ucrania y Francia, tratará de dar un nuevo impulso a las relaciones económicas.

Si en la esfera militar ha habido grandes progresos entre Moscú y Pekín -ya antes habían firmado sendos memorandos para disminuir las fuerzas convencionales y reforzar las medidas de confianza-, en la económica la situación es preocupante y no corresponde en absoluto al potencial de ambos países. Baste decir que en el primer semestre de este año el comercio chino-ruso cayó en casi el 40% y que las exportaciones e importaciones rusas constituyen apenas el 4% del comercio de China. Este último índice era del 50% a fines de los años cincuenta.Moscú está descontento por el hecho de que los chinos importen esencialmente materias primas y, al tiempo, tratan de comprar a bajo precio las altas tecnologías rusas. Las posiciones rusas en el mercado de inversiones de China son sumamente débiles y no se ha convertido en realidad la idea del presidente ruso, Borís Yeltsin, de crear zonas económicas libres a lo largo de la frontera con China.

Jiang -que en su primera gira europea, además de Moscú, visitará Yekaterimburgo y después viajará a Kiev y París- discutirá estos temas con Yeltsin, el primer ministro, Víktor Chernomirdin, y los jefes de las dos cámaras del Parlamento ruso. Jiang es el primer presidente chino que visita la Rusia independiente; el último jefe de Estado chino que estuvo en Moscú fue Mao Zedong en 1957.

Los líderes de Rusia Democrática, el movimiento que en 1990 llevó al poder a Yeltsin, han enviado un mensaje al presidente ruso con motivo de la visita de Jiang en el que le piden Ilamar la atención del importante huésped sobre la preocupación que existe en la opinión pública democrática rusa por el estado de cosas en China en la esfera de la observación de las normas internacionales relativas a los derechos humanos".

Por otra parte, en la provincia de Oremburg, polígono de Totsk, comenzaron ayer las primeras maniobras militares norteamericano-rusas, que se prolongarán hasta el sábado. En ellas, de simbólica importancia, participan 240 soldados rusos y 247 estadounidenses, que ensayarán posibles operaciones conjuntas como fuerzas pacificadoras.

La crítica que el Parlamento y la oposición hicieron a las maniobras de Tostk fueron tan duras que estuvieron a punto de hacerlas fracasar. En julio, Yeltsin llegó incluso a ordenar al Ministerio de Defensa que volviera a estudiar la conveniencia de realizarlas.

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