_
_
_
_
SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES

Desmesura a tope

La desmesura se desató ayer a tope en la Pamplona chica con una orgía de trofeos regalados. Ya se sabe que actualmente la inmesa mayoría de los que asisten a una función taurina dividen el precio del boleto por el número de trofeos cortados para establecer el promedio. Ayer, con diez, la localidad les salió tirada.Claro que viendo los pitones de todos los bichos, excepto el último que, ¡oh, casualidad!, correspondió al único modesto de la terna, poco podía esperarse del usía, José Luis Gómez, salvo que se sumase al festín orejero. Esos bicornetes presentaban defensas sospechosísimas, siendo desmesuradamente romas las del primero, tercero y cuarto. La autoridad redondeó su triunfal tarde autorizando las vueltas al ruedo de quinto y sexto, encastados, pero flojos, y cambiados, como todos, con un picotazito.

Del Río / Ortega, Rincón, Caballero

Cinco toros de Victoriano del Río,con volumen y flojos. Los tres primeros,manejables; 5º y 6º encastados y premiados con vuelta al ruedo. 4º, sobrero de Antonio Arribas (en sustitución de uno del hierro titular devuelto por cojo), manejable e inválido. Todos sospechosos de pitones excepto 6º.Ortega Cano: ovación; dos orejas con algunas protestas. César Rincón: dos orejas; dos orejas y rabo. Andrés Caballero: silencio; dos orejas y rabo. Los tres salieron a hombros. Plaza de San Sebastián de los Reyes, 1 de septiembre. 5ª corrida de feria. Casi lleno.

Dicho lo anterior, hay que explicar que Rincón volvió a firmar una lección de torería con ese quinto, al que dejó lucir y sometió, fiel a su estilo de autenticidad, distancia, temple, ligazón y calidad muleteril, que engorrinó con un desmesurado sartenazo. De igual mala forma asesinó al segundo, tras brillar menos.

En vista de que el único no orejeado era Caballero, mal a espadas con su primer enemigo, el animoso diestro echó por la vía del valor y el populismo con el también encastado sexto, en el que se la jugó e incluso apuntó pases de ortodoxa enjundia. Ortega Cano recibió su ración de óbolo orejil con el inválido cuarto, al que toreó de salón. El primero, con defensas como para rejoneo, le permitió hasta alardes seudovalerosos.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_