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China desmantelará los incipientes órganos democráticos de Hong Kong en 1997

China condenó ayer formalmente a muerte a las incipientes instituciones democráticas en Hong Kong. El comité permanente de la Asamblea Nacional del Pueblo (el Parlamento de Pekín) decidió por unanimidad que las reformas liberales elaboradas por el actual gobernador de Hong Kong, Chris Patten, serán abolidas apenas la colonia británica vuelva a manos del Gobierno de Pekín, lo que está previsto para el 1 de julio de 1997, según informó ayer la agencia oficial Xinhua. El mismo día era detenido en Pekín el disidente Wang Dan. A las seis horas, fue liberado.Las reformas de Patten, que dieron lugar a un incesante tira y afloja entre Londres y Pekín antes de ser finalmente aprobadas unilateralmente el pasado mes de junio, prevén de aquí al día de la devolución de Hong Kong a manos chinas la celebración de elecciones legislativas y municipales, con la ampliación de los diputados elegidos directamente en detrimento de los de libre designación.

El Gobierno chino había advertido varias veces que estas medidas le parecían contrarias a los acuerdos bilaterales anteriores alcanzados con Londres sobre el futuro de la colonia.

"La misión del consejo legislativo, del consejo municipal, del gobierno de distrito y del consejo de distrito [los cuatro órganos de poder principales] terminará el 30 de junio de 1997", reza el texto adoptado por el máximo órgano legislativo chino, controlado por el partido comunista.

La Asamblea Nacional de Pekín, sin embargo, no cuestionó en su resolución la promesa de otorgar a Hong Kong, durante 50 años, un régimen de autonomía con un estatuto económico especial, con el fin de no ahuyentar las inversiones extranjeras.

En Hong Kong, un portavoz del Gobierno local aseguró ayer que China tendrá que rendir cuentas a los seis millones de habitantes de la colonia si sigue adelante con su propósito de desmantelar las estructuras democráticas. "No existe ninguna razón para semejante medida", añadió.

La Bolsa no se inmuta

La Bolsa de Hong Kong no registró ayer cambios significativos. "La gente está cansada de la política y ya sabía lo que iba a ocurrir", explicó al respecto Larry Tam, director de la empresa Sun Hung Kai Securities.

Mientras tanto, en Pekín, el disidente Wang Dan, uno de los principales dirigentes del movimiento estudiantil aplastado en 1989, fue detenido ayer por segunda vez en cinco días. El día anterior, el Gobierno chino había prometido al secretario de Comercio norteamericano, Ron Brown, de visita en Pekín, reabrir el diálogo sobre el respeto de los derechos humanos. A las seis horas, era liberado. Fue detenido por varios policías que le esperaban a la puerta de su casa y denunció haber sido golpeado.

Hace ya tres meses que Wang es hostigado por la policía, que monta una guardia permanente ante su domicilio, y ha sido varias veces invitado a alejarse de la capital ante las visitas de personalidades extranjeras.

El disidente entregó la semana pasada un comunicado en el que denunciaba esta situación, y advirtió que se querellaría si no cesaban estos actos. Precisamente ayer tenía previsto presentar la denuncia ante un tribunal. Unas horas antes, Ron Brown, al llegar a Shanghai, afirmaba ante la Cámara de Comercio norteamericana: "Hemos empezado una nueva era en las relaciones entre nuestros dos países".

Brown, acompañado por una delegación de 24 ejecutivos de su país, aseguró: "Los acuerdos que hemos alcanzado, los textos que hemos firmado, las relaciones que hemos incrementado, todo eso es muy alentador y demuestra que podemos compartir un futuro brillante".

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