Crónica incompleta de 100 años de flamenco

El 280 Festival Flamenco de Almería ha presentado 100 años de cante flamenco, un espectáculo producido por la Junta de Andalucía que se queda corto en el intento de mostrar la evolución del este arte a través de sus diferentes etapas y de algunas de sus figuras históricas más decisivas. Dirigida por el guitarrista Pedro Peña, la producción ha visitado varios auditorios andaluces, suscitando respuestas de público y crítica de carácter polémico y desigual.

En su estreno oficial almeriense se omite toda referencia a la autoría y origen de la obra, interpretada por un plantel de veteranos profesionales junto a jóvenes valores del flamenco.El moderno auditorio municipal Maestro Padilla ha sido el último escenario en representar en función única un montaje temático-musical, en la línea de las grandes producciones subvencionadas por las instituciones de Andalucía. La empresa, en principio loable, de impulsar el flamenco en la tierra que tiene su cuna y su afición mayoritaria, no deja de levantar comentarios sobre cómo se llevan a cabo las adjudicaciones de los espectáculos y la idoneidad de los responsables de su organización. Es preciso recordar en este sentido, una experiencia similar anterior, Tierra, dirigida por Juan Peña El Lebrijano, hermano del actual director.

Aunque de inferior coste y ambiciones, 100 años de cante flamenco parece llevar camino de convertirse en otro intento fallido de crear una obra con suficiente entidad para cumplir los requisitos de calidad, difusión y continuidad exigibles a toda empresa costeada con el dinero público. El encargo ha recaído sobre figuras ligadas a la corriente mairenista del flamenco, tildada de sector conservador y que es el que parece gozar, desde hace más de 10 años, de las preferencias culturales del Gobierno andaluz.

El montaje de Pedro Peña cuenta como figuras estelares a los cantaores Manuel Mairena y Diego Clavel; el primero es hermanastro del genial cantaor; el segundo, de la Puebla de Cazalla, se destacó, siempre como uno de los discípulos más aventajados de dicha escuela, entre los que se cuenta igualmente al cantaor José Menese, nacido en esa misma localidad sevillana. El resto de los intérpretes lo componen veteranos cantaores profesionales como El Pele, o semiprofesionales como Juan Delgado, Pepe Guzmán, Inés de Bacán, prima hermana del director; la anciana bailaora Tía Luisa Torrá, y, finalmente, un grupo juvenil encabezado por la cantaora jerezana La Macanita, los guitarristas Pedro Sierra, Niño Carrión, Ramón Amador, los bailaores Diego de la Margara, Rosa María Belmonte y David Peña, un jovencísimo pianista.