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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

África, al margen

Las primeras páginas de Ruanda cayeron como un latigazo seco sobre nuestras sobreprotegidas espaldas desarrolladas y bastó para desconectar con apagar el televisor y encender la vida, sin embargo a muchos la conciencia les terminó traicionando impidiéndoles separar la vista de la pesadilla en directo. Tras varias semanas bajo el goteo ininterrumpido de cuerpos agónicos uno se pregunta si esa reiteración del absurdo ante nuestras atentas miradas -las del primer mundo- no conllevará una banalización del sufrimiento. Que la situación ruandesa es la que con más urgencia precisa el apoyo de todos es una realidad insoslayable, qué médicos y asistentes, por más hiperactivos que se muestren, resultan insuficientes, también. Pero esperamos que la ayuda humanitaria no nos sirva unicamente para conciliar más plácidamente nuestras siestas veraniegas, que esos donativos nacidos del grito silente y sonoro de tantos ojos desquiciados nos haga constatar la perenne injusticia que ha asolado y asola a toda África en forma de abierta esclavitud en el siglo XVIII y como subrepticia dependencia neocolonial a las puertas del siglo XXI. Es tan triste el destino de África que como rezaba recientemente una viñeta humorística "ahora los somalíes, relegados al olvido en las hemerotecas, quieren irse a morir a Ruanda porque allí se muere mejor".

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