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El 'caso Whitewater' obliga a dimitir al 'número dos' del Tesoro norteamericano

El caso Whitewater se cobra su principal víctima, hasta el momento, en la Administración de Clinton: Roger Altman, número dos del Departamento del Tesoro, presentó ayer su dimisión después de que destacados congresistas demócratas hicieran llegar a la Casa Blanca su absoluta falta de confianza en Altman después de sus declaraciones ante el Comité de Asuntos Bancarios de la Cámara. Es una mala noticia para el presidente Clinton, que está en su peor momento de popularidad, porque Altman formaba parte de su guardia pretoriana de amigos y compañeros de estudios situados en puestos clave y porque realza la imagen de escándalo del asunto Whitewater.

Roger Altman no ha podido soportar la presión provocada por su penosa comparecencia del pasado 2 de agosto ante el Comité de Asuntos Bancarios. En la sesión, Altman fue acusado de proporcionar a la Casa Blanca información confidencial sobre el curso de la investigación del caso Whitewater, que estudia el papel de los Clinton en un proyecto inmobiliario, complicado con la quiebra de una caja de ahorros que financió al presidente en sus campañas electorales como gobernador de Arkansas.Altman reconoció que en sus declaraciones previas, en febrero de este año, no había contado todo lo que sabía. La petición de perdón del alto cargo del Tesoro a los congresistas, lejos de mejorar su situación, acabó de ponerle la piedra al cuello. El escepticismo de los representantes demócratas y republicanos, cuando no su indignación -"es increíble que usted trate de que creamos lo que nos está diciendo", le espetó el congresista Peter Domenici- convenció al presidente Clinton de que su antiguo compañero de estudios no tenía salvación.

La dimisión estaba ya cantada y era inminente desde el martes, cuando la portavoz de Clinton, Dee Dee Myers, utilizó esta fórmula: "El presidente confía en que pueda continuar, pero la decisión final le corresponde al propio Altman". La dimisión, enviada por carta a Clinton ayer, fue aceptada inmediatamente: "Creo que, dadas las circunstancias, es la decisión adecuada", respondió el presidente en un comunicado en el que agradecía los servicios prestados. En su carta de dimisión, Altman lamenta los errores cometidos y confía en que su marcha contribuya a calmar las cosas.

La caída de este brillante economista de 48 años, al que Clinton sacó de su puesto de trabajo como experto en inversiones y bancos en Wall Street para confiarle uno de los puestos más importantes de la Administración, tiene su origen en el exceso de fidelidad al jefe. Altman ocupó la presidencia en funciones del organismo del Departamento del Tesoro encargado de resolver las crisis de bancos y cajas de ahorros. Era muy dificil que Altman no cayera en la tentación de avisar al presidente de los detalles de la investigación del Whitewater.

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