La continuidad de un festival
El 34º Festival Nacional del Cante de las Minas ha llegado a un momento cumbre en cuanto a contenidos, logros y repercusión a nivel nacional e internacional, como lo testimonian los miles de personas, aficionadas o no, que han seguido cada una de sus sesiones, incluso aquellas más duras de la actuación de los 34 aspirantes, algunos de los cuales hubiera podido excusar su presencia sin que nadie se molestase.Valga esta última frase a modo de crítica de la organización, que por lo demás ha funcionado con gran eficacia, si exceptuamos el trato no excesivamente atento otorgado a los artistas en camerinos. Pero éstas son en principio cuestiones subsanables que no tienen porqué enturbiar el buen hacer de los organizadores, cuya labor meritosísima se desarrolla a lo largo el año en condiciones económicas totalmente ridículas, viniendo a demostrar que lo que impera en el ánimo de los responsables es un extraordinario amor al arte flamenco y a la tierra en la que viven o trabajan. Y es que el festival de La Unión, su festival, es absolutamente necesario para la salud de la comarca. En primer lugar, por la existencia de una afición al cante flamenco y especialmente a los estilos de la tierra, realmente firme en las conciencias de sus habitantes y alejada de la retórica existente en muchas otras zonas de la misma Andalucía. En segundo lugar, y no menos importante, porque esta cita anual del mes de agosto ha pasado a ocupar un papel simbólico sustitutorio de un elevado valor sentimental y material. La zona de La Unión, en otros tiempos próspera y dinámica como lo demuestra el valor arquitectónico del enorme auditorio, antiguo mercado de abastos público, conoce una fase de recesión alarmante a raíz del cierre de sus minas por problemas de rentabilidad actual, que no de agotamiento.
Corren rumores, propagados por un diario provincial de Murcia, que la corporación municipal de la ciudad "tiene la intención de vender el festival por motivos de presupuesto anual". Confiemos en que no acabe volando lejos de su tierra.
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