"Dios es tan mujer como hombre"
De la asociación de teólogas españolas, Isabel Díaz-Acebo es la única casada y madre de seis hijos. Y la que ahora mismo está revolviendo el pensamiento más tradicional de la Iglesia católica al afirmar que Dios también es mujer y madre. Sólo tras repetir machaconamente que ella es una "mujer normal", no famosa, aceptó ser entrevistada.
Juan Pablo I, a los pocos días de ser elegido Papa, se descolgó diciendo en público que Dios es madre. Y hubo enseguida revuelo de teólogos y cardenales de Curia. ¿Habremos elegido a un Papa loco?, se preguntaban. Ahora es una teóloga española, Isabel Díaz-Acebo, quien acaba de publicar en la editorial San Pablo un libro delicioso titulado Dios es también madre, que hará revolver las tripas a más de un teólogo y cardenal. Casada y con seis hijos, Isabel Díaz-Acebo es directiva de algunas empresas y enseña teología bíblica en las facultades de Psicología y Sociología de la Universidad de Comillas.
Pregunta. ¿Qué significa ejercer hoy de teóloga en España?
Respuesta. Piensan que estás loca, que eres una beata y que es ridículo dedicar tantos años de estudio para nada.
P. Y usted, ¿por qué quiso ser teóloga y en este país?
R. Hay un profeta, Jeremías, que dice: "Me sedujo Dios y yo me dejé seducir". Yo creo que, salvadas todas las distancias entre el profeta y yo, también a mí me ocurrió algo parecido. Pensé que a lo mejor también yo lo podía encontrar y me lancé por ese camino de locos, cuando era ya licenciada en Ciencias Políticas.
P. ¿A qué edad emprendió esa locura?
R. A los 42 años, cuando mi última hija tenía ya ocho, es decir, cuando mi labor de madre se hacía menos necesaria y tenía más tiempo libre. Quizá me influenció el libro de una norteamericana Por qué empecé a beber. Trataba del problema de la mujer cuando los hijos se van, llega la menopausia y puede sentirse inútil si no se abre a nuevos intereses, los que sean.
P. ¿Y cómo se le ha ocurrido armar ese escándalo al querer cambiar el sexo a Dios, diciendo que es también madre?
R. Para mí no es ningún escándalo. Lo que ocurre es que tanto los hombres como las mujeres estaban acostumbrados a hablar de Dios en masculino y romper esquemas siempre duele. Cuesta aceptar lo nuevo que nos cuestiona la vida. Yo creo que Dios no tiene sexo. Es anterior a toda forma. Pero si queremos hablar de sexo entonces es tan mujer como hombre.
P. Pero la Iglesia sí tiene sexo.
R. No sólo tiene sexo sino que es la Santa Madre Iglesia.
P. A pesar de ello sigue siendo machista.
R. Sí, muy machista, y por eso las mujeres tenemos que seguir empujando para abrir brecha en ese machismo que es una asignatura pendiente de la Iglesia. Y ella es consciente y está más preocupada de lo que pueda parecer. Lo que ocurre es que no sabe cómo hincarle el diente, porque además no es fácil romper de un plumazo con dos mil años de tradición.
P. ¿Cómo vive entonces una teóloga como usted, que defiende la maternidad de Dios, el rechazo de la Iglesia al sacerdocio de la mujer?
R. Mire, yo tengo gran admiración por este Papa. Creo que es un hombre con enorme fe y volcado en su tarea. Estoy de acuerdo con él en muchas cosas, pero en otras, no. Yo en este caso hubiese preferido que la negativa la hubiese fundado en la tradición y no en razones teológicas. Y estoy convencida de que sus sucesores acabarán aceptando el sacerdocio femenino porque al mar no se le ponen puertas, la ola femenina crece y es algo imparable. Yo recuerdo cuando un arzobispo de Madrid tapizó de carteles las iglesias, pidiendo que las mujeres entraran en ellas con velo tal como había pedido san Pablo. Y mi madre decía: "Para qué gastará ese hombre tanta tinta inútilmente si eso es ya agua pasada". Con el sacerdocio femenino pasa lo mismo.
P. ¿Cuándo empiezan los dioses a ser sólo masculinos?
R. Al principio existían dioses y diosas. Pero eran intercambiables. Había diosas de la guerra y dioses que parían. Creo que Dios dejó de ser femenino cuando el hombre pasa del campo a la ciudad, se adueña de la función pública, del poder, y relega a la mujer a la función privada. A partir de entonces, Dios será ya siempre masculino.
P. El concepto de Dios como ente viril y masculino, ¿ha podido influir en la idea de la sexualidad que ha defendido después la Iglesia?
R. La visión del sexo como algo negativo ha sido típica de los varones, para quienes la mujer era la tentadora. En las cartujas no pueden aún hoy entrar mujeres, excepto la Reina, mientras que en los monasterios de clausura de las monjas sí pueden entrar varones. Para ellas el hombre no es el demonio.
P. Usted que enseña la Biblia, ¿qué piensa del Cantar de los cantares?
R. Que es un canto de amor maravillosamente erótico y que ya es hora de que vayamos descubriendo, empezando por la Iglesia, que el Eros tiene un valor positivo. Además, es interesante ese libro bíblico porque en él los amantes son activos, no hay subordinación de la mujer al hombre en el amor. El sexo lo viven como iguales.
P. ¿Cómo es el marido de una mujer teóloga?
R. El mío es un encanto.
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