El eterno retorno de Crosby, Stills y Nash
El tiempo no se porta igual con todo el mundo. Fíjense en Joe Cocker, que ayer abrió la segunda jornada de Woodstock 94, y en el buen aspecto que tiene a pesar de haberse metido de todo en el cuerpo durante un montón de años. Y fijense, en el otro extremo del asunto, en Crosby, Stills & Nash, quienes también ayer repitieron su presencia en la fiesta del amor. Digámoslo claro: los pobres están hechos polvo. Su aparición, previa a la actuación, en la carpa de la prensa no permitía albergar dudas al respecto. Calvos, gordos y excesivamente maquillados, parecían lamentar su ausencia en el museo de Madame Tussaud por el expeditivo sistema de convertirse en sus propias figuras de cera.El difunto Kurt Cobain ganó mucho dinero hablando del aroma del espíritu juvenil, pero ese aroma no resiste muy bien el tiempo en el caso que nos ocupa. Frank Sinatra, viejo y calvo, puede cantar My way hasta que se muera y quedar siempre como un señor. Pero la imagen de Crosby, Stills & Nash atacando Marrakesh express en 1994 da cierto pavor.
David Crosby y Stephen Stills, por lo menos, hablaron poco y se dedicaron básicamente a contar chistes. Pero Graham Nash, con su peinado a lo Tony Ronald y su optimismo de salón, parecía imbuido del espíritu de Paul McCartney. Ya saben en qué consiste: decir que en el mundo de la música siempre se está empezando, que el gran momento del grupo aún está por venir y que el próximo disco es el mejor que se ha grabado hasta ahora.
Crosby, Stills & Nash es una agrupación curiosa. Se disolvieron muy pronto y no han parado de reunificarse, volverse a separar y reunificarse de nuevo. Su compañero ocasional, Neil Young, sí ha tenido una carrera coherente, a la par que ecléctica. Pero Crosby, Stills & Nash parece llevar 20 años viviendo de las rentas de Love the one you're with o Suite Judy blue eyes.
Y por lo que respecta a vivir, David Crosby ha estado a punto de no llegar a viejo por su gran afición al alcohol y las drogas, que le llevó a la catástrofe personal (y a la cárcel en más de una ocasión). Felizmente recuperado, da la impresión de gastarse todo su dinero en hamburguesas y laca para el pelo y pasar de todo. Lo mismo puede decirse de su compadre Stephen Stills. El papel de alma del grupo lo tiene muy bien asumido Graham Nash. Este inglés, líder a mediados de los 60 del notable grupo The Hollies, habla por todos y trata de insuflar a quien le escucha una fe absoluta en el futuro de Crosby, Stills & Nash. Ese futuro, de momento, se concreta en un nuevo disco titulado After the storm, que acaba de salir.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.