Le escribo desde
el Centro Penitenciario de Algeciras para intentar que la sociedad reflexione en tomo a la masacre de Ruanda. Parece mentira que puedan ocurrir cosas como éstas en estos tiempos, es una vergüenza para la humanidad que tantas personas mueran minuto a minuto, mientras las grandes potencias permanecen impasibles. ¿Dónde está la solidaridad, el amor, la comprensión y la simple definición del ser humano? ¿Acaso se confirma la teoría de que la comunidad internacional sólo actúa eficazmente cuando están en peligro sus intereses económicos y que la vida de miles de seres humanos no tiene valor para ella?Aquí en la cárcel, entre todos los internos, estamos realizando una colecta para que, en la medida de nuestras posibilidades, que son pocas, ayudar en lo posible a estas pobres gentes e intentar dar ejemplo con nuestra ayuda a toda la sociedad, sobre todo a esa sociedad que presume de perfección y que, permitiendo esta masacre, está dejando mucho que desear.
Quizá están muriendo tantos inocentes porque son pobres, y de un país pobre; si tuviesen petróleo bajo esas fosas comunes que se están haciendo, ¡otro gallo cantaría!-
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