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Malestar en la flota española al encontrar dos barcos británicos con redes ilegales

Sólo cuatro días después de que la flota bonitera decidiera poner fin al bloqueo de los puertos del Norte y probar el acuerdo firmado por España y Francia ante Bruselas, que garantiza un mayor control de las artes de pesca, los pescadores españoles se encontraron ayer en alta marcon dos pesqueros británicos que faenaban con redes superiores a los 2,5 kilómetros permitidoso por la Comisión Europea. Una patrullera británica se dirigió al lugar de los hechos para levantar acta. La organización ecologista Greenpeace denunció ayer la pasividad de España para evitar la llamada guerra del bonito.

Los pescadores españoles denunciaron ayer la presencia de dos barcos británicos que faenaban en su mismo caladero con redes de volanta de 6 kilómetros de longitud, cuando lo permitido son 2,5 kilómetros. Al ponerlo en conocimiento de la patrullera española Chilreu, donde se encuentran embarcados los inspectores comunitarios, éstos midieron las redes y sacaron fotografías, al tiempo que notificaban la infracción a la Comisión y a una patrullera británica, que ayer mismo se dirigía a la zona para verificar el incumplimiento de la normativa. Según el acuerdo al canzado entre el, Gobierno español y el francés hace dos semanas en Bruselas, los inspectores comunitarios, antes meros observadores, ahora pueden parar al barco infractor y levantar acta, aunque no pue den enviarlo a puerto ni imponerle una sanción. Debe ser la patrullera de la misma bandera la que lo obligue a regresar y el Gobierno del Estado miembro correspondiente el que decida sancionarlo.El incidente volvió a tensionar los ánimos de los representantes de los pescadores. El presidente de la cofradía de pescadores de Hondarribia, Esteban Olaizola, que ha mantenido la postura más beligerante de la flota a lo largo del conflicto, reiteró ayer que no cree que sea efectivo el control de la legalidad de las redes si éste es realizado por inspectores de la misma nacionalidad que el barco infractor. Olaizola dijo que la flota de bajura del Cantábrico se siente "engañada" ante la repetición de las infracciones.

Por su parte, el barco Rainbow Warrior, de Greenpeace, zarpó ayer del puerto de La Coruña con destino al Atlántico norte para vigilar y tratar de impedir el uso de volantas ilegales que esquilman los fondos marinos. En ocasiones anteriores, el Rainbow Warrior ya ha cortado las redes de deriva que superaban los 2,5 kilómetros autorizados por la Unión Europea en sus tareas de vigilancia tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo. La organización ecologista arremetió ayer contra el Gobierno español y los de Galicia y el País Vasco al acusarles de no denunciar el uso de redes ilegales por parte de los pescadores franceses, pese a saberlo un mes y medio antes de los recientes enfrentamientos que culminaron con el apresamiento en aguas internacionales del buque galo La Gabrielle por parte de la flota española.

Un portavoz de Greenpeace afirmó en San Sebastián que la patrullera de la Armada española Chirleu y los dos barcos destinados por los Gobiernos de Vitoria y Santiago de Compostela a vigilar la actividad pesquera en el Cantábrico tenían pruebas de que los franceses estaban utilizando redes de deriva ilegales.

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