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LA GUERRA DEL BONITO

"Ese barco se queda en la mar, hundido. Cambio"

Extractos de los diálogos de los pescadores españoles durante el apresamiento de 'La Gabrielle'

Victoria Carvajal

"De ahora en adelante no se respetará nada. Ni un solo metro. Se acabó. Vamos a romper todo". Los pescadores españoles, con la paciencia agotada tras cuatro horas de pedir a sus colegas franceses que dejaran de recojer las redes con las que faenaban para que así los inpectores franceses comprobaran in situ la longitud ilegal de las mismas (más de 2,5 kilómetros), decidieron tomarse la justicia por su mano. Fue el inicio de la contienda que culminó, al cabo de las diez horas, con el apresamiento del buque galo La Gabrielle por parte de la flota bonitera cantábrica. EL PAÍS ha tenido acceso a extractos de las cintas que recogen los diálogos por radio mantenidos por la flota española la madrugada del pasado día 16. Los incidentes ocurrieron a unos 700 kilómetros al noroeste de la costa gallega.Los pescadores españoles se dirigen a su patrullera Chilrreu para que transmita los mensajes a la patrullera gala Tenace, que, a su vez, se comunica con sus pescadores. Nada más iniciarse los enfrentamientos, las 400 embarcaciones gallegas, asturianas, cántabras y vascas que componen la flota atunera (unos 6.000 hombres), se unieron para evitar intentos de abordaje como los sufridos por algunos boniteros españoles hace un mes, cuando cortaron las redes ilegales de unos cuantos buques franceses.

-La flota a Chilrreu: Un barco francés está recogiendo la red, dígale a Tenace que impida que recoja la red. Que no la mueva hasta que compruebe su longitud ilegal. Se está concentrando toda la flota española en la zona y pueden ocurrir muchas cosas... Que no toquen la red. Que ningún buque francés toque su red hasta que llegue el Tenace (...).

-[...] Chilrreu a Tenace: Dígale que pare de virar la red. Si no para de virar la red, en este momento la flota va a cortársela. Cambio.

Desde varios de los buques españoles se cruzan llamadas con igual mensaje: "Dígales que paren de virar la red".

-Tenace, recibido [...].

-[...]Flota al Chilrreu: Pero ¿cuál es la autoridad francesa si sus pescadores siguen abusando de los reglamentos comunitarios...? Y nos van a matar de hambre. De ahora en adelante no se respetará nada. [...] Me parece que hay dos barcos franceses que quieren abordar a una embarcación española. Si molestan a un sólo barco español se las verán con toda la flota. Cabe la posibilidad de que esos barcos no vuelvan a pisar Francia. ¿Eh?

-Aquí Chilrreu: el francés tiene conocimiento de la longitud de las redes y de todas las infracciones que se han cometido.

-Pues dígale que no toquen a los barcos españoles. De ahora en adelante no respetaremos ningún reglamento ya. Nos lo vamos a saltar como se lo han saltado ellos hoy. [...] No está habiendo colaboración ni de Francia, ni de España, ni de Bruselas. Y no vamos a colaborar por nuestra parte. Si no son capaces de sobrevivir con 2,5 kilómetros [de red], tienen que comprender que menos vamos a sobrevivir nosotros [los boniteros españoles pescan con anzuelo]. Cambio.

Según la versión de la flota cantábrica, los franceses empiezan a tirar bengalas a sus barcos. El patrón de una embarcación vasca explica que tiene a un barco francés pegado a la popa y que los marineros en el puente les hacen burla. "¡Me cago en diez, ya lo que faltaba!".

-Chilrreu, aquí la flota. [...] Dígale a la Tenace que la tripulación de La Gabrielle abandone el barco.

-Aquí Chilrreu recibido. Me dice el comandante del patrullero francés que van a evacuar, que se van de la zona de pesca. Por favor, que los pescadores españoles se aparten y les dejen marcharse.

-Con una condición: que los lleve directamente a puerto. Ellos han motivado todo esto. Hemos sido humillados infinidad de veces y estamos hartos. Si promete llevarlos a puerto y entregarlos a las autoridades, no habrá problema. Ahora, para cambiar de zona no va a haber autorización. Cambio.

-Aquí Chilrreu, recibido. Se lo voy a pasar ahora. [...] De momento, dejarle una salida.

-Sí, el comandante promete que los lleva a puerto.

Entra la voz del patrón de una de las embarcaciones vascas: "Promete, ni que promete... No me creo nada."

-Vamos a ver, dígale que retiro la promesa si no paran sus actividades. Que marchen a puerto y no vuelvan nunca más con estas redes. Que lo solucionen Madrid, París y Bruselas. Pero que paren a los pescadores franceses, porque, con su actitud está provocando a la flota española y yo no soy capaz de parar a 300 y pico barcos.

-Chilrreu, comprendido.

-Al parecer un barco francés ha abordado a un barco español. Dígale al comandante que retire la tripulación del Isle d'yeu (La Gabrielle), si quiere ¿Eh? Ese barco no va para el puerto. Ese barco se queda en la mar, hundido. Cambio.

-Aquí Chilrreu, enterado, espere. [...] Me informa el Tenace que no intenten cortarle la proa. El barco francés va a seguir adelante. Cambio.

-Dígale que es su comandante el que ha provocado todo esto. Dígale que pare y que no pasará nada. Cambio.

-Aquí Chilrreu: Se dirigen a puerto. Cambio.

-Flota: El rumbo que lleva no es para el puerto. Cambio.

-Aquí el Chilrreu: Me comunica el Tenace que están esperando a que le confirmen la autorización para dirigirse a puerto.

-Dígale al Tenace que hemos sido abordados en el año 1992, 93 y 94 y siempre por pesqueros franceses. Ya estamos hartos de ministerios y la de Dios. Hay un reglamento comunitario que debe ser respetado.

-Al parecer el Tenace ha puesto a toda su gente armada. No sé si usted tiene también armamento a bordo. Dígale al Tenace que si hace un sólo disparo a la flota será abordado él también ¿Eh? [...].

-[...] Aquí Chilrreu al la flota: el atentar contra un barco de guerra es un acto de piratería internacional. Cambio.

-Siempre y cuando no den motivo para ello. Si un comandante francés da opción a una contienda así y quiere llamarlo piratería, no nos deja otra opcion. Dígale al comandante francés que no tiene problema si para su patrullera. Vamos a intentar con el diálogo solucionar esto de una puta vez. Tengamos una reunión allí, en el Chilrreu.

-Otro pescador: ¡Que no queremos la patrullera, queremos el barco de pesca del cabrón ese!

-Aquí Chilrreu recibido.

-Dígale que pare (...). Y si no, que dispare.

-Un patrón vasco: Absolutamente sin hacer nada y al ir detrás de un pesquero francés, se nos ha puesto al costado [la patrullera francesa], con la gente en guardia para refrescarnos todo el barco con las mangueras. Nos están provocando, ¿qué esperan de nosotros?

-Aquí Chilrreu, Tenace dice que se aparte la flota y pararán.

-¡Qué se dejen de tanta chulería! ¡Es que tiene cojones!

-Aquí Chilrreu: Intentamos acercarnos al Tenace para tener él diálogo pero la flota española no nos deja. Cambio.

-A ver, estamos sin dormir, sin comer, ni hostias y estamos ya cansados. Dígale al Tenace que pare. Si no, abordamos.

-Tanta legalidades y tanta mierda. ¡Legalidades para él!

-Aquí Chilrreu: algún pesquero español está tirando cócteles molotov a la flota francesa.

-Y continuarán. Ellos nos están provocando. [...] Dígale al Tenace, por última vez, que pare si no quiere que haya desgracias humanas.

-Aquí Chilrreu: El Tenace ha recibido la orden del Gobierno francés de dirigirse a puerto. [...] Con toda la flota francesa. Y, como barco de guerra, debe cumplir la orden.

-Lo malo es que continuarán con las volantas. Ni orden de París ni hostias. No han tenido huevos de tener ni un sólo barco en reglamento De este comandante no me creo nada. Se están riendo de todos nosotros, como toda la puta vida.

A partir de este momento, según la versión de los pescadores españoles, la patrullera gala lanzó una ventosa a la Gabrielle para abarloar y permitir a la tripulación salir del barco. Francisco Fernández Rivas, él portavoz de la flota, junto con otros seis compañeros, saltaron a bordo de La Gabrielle para amarrarla a sus barcos y llevarla a remolque a tierra española. Querían demostrar que las redes a bordo medían más de 2,5 kilómetros (5,714, según comprobó el notario en Burela). El notario y miles de paisanos les, esperaron. Nadie del Gobierno central ni de Bruselas estuvo allí para ver las pruebas.

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