Acuerdo total
Con puntualidad taurina arrancó la 29º edición del Festival de Jazz de San Sebastián, decano europeo, junto a Berlín, en esta clase de eventos. Abrió el cuartero de Doc Cheatham, todo un lujo, casi un milagro si se tiene en cuenta que este trompetista ya visitó San Sebastián nada menos que en 1929 como miembro de los Chocolate Kiddies del pianista Sam Wooding. Cheatham es un personaje de otra época más que necesario en esta. Con la trompeta glorificó canciones en peligro de extinción: maravillas como Rosetta, Struttin with some barbecue o Sweet Lorraine.Le siguió en el salón de plenos uno de los portentos técnicos que tan lozanos han florecido a partir de los últimos años ochenta. Benny Green, protegido del gran Oscar Peterson, acapara con deleite herencias musicales. En su estilo cohabitan Phineas Newborn con Gene Harris y Erroll Garner con el propio Peterson; quizá demasiada gente.
Jazz Band Ball
Doc Cheatham Quartet / Holmes Brothers / Vargas Blues Band / Benny Green Trio / The Johnny Thompson Singers / Soul Rebels Brass Band / Luther Allison Band. Salón de plenos y terraza del Ayuntamiento. San Sebastián. 22 de julio.
Abajo, en la terraza al aire libre, se libró una batalla bien distinta. El rudo rhytham & blues de los Holmes Brothers compitió con el poderoso blues-rock de la banda del guitarrista madrileño Javier Vargas, autentificada ahora por la negrísaima voz de Sheila Cuffy, mientras el gospel del reverendo Johnny Thompson entabló decibélica contienda con la banda de Luther Allison, un aventajado discípulo de B. B. King.
Pero la sorpresa de la noche estuvo en la sesión final del salón con la Soul Rebels Brass Band. El octeto arrastró con un vendaval de metales ardientes y tambores desbocados. En ambos casos sintonizaron con la audiencia.
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