El mal ejemplo
JOAQUÍN VIDAL Lo malo no es que los novilleros, todos tres, citaran fuera-cacho, embarcaran con el pico, perdieran pasos y de ahí hasta el infinito en el vasto repertorio de la tauromaquia contemporánea que consiste en no torear nunca jamás, así lo mande el Papa; sino la absoluta falta de torería, y ese es un ejemplo nefasto que están dando de un tiempo a esta parte las figuras.
La solución al problema es difícil pues ¿en quién se han de mirar los novilleritos que empiezan si no es en la figuras esas, que ganan dineros, compran cortijos, van por el mundo rodeados de aduladores que los sahúman inciensos y los hacen creer que han alcanzado la gloria?
De manera que los novilleritos principiantes, los del festejo ¡augural de la feria valenciana entre ellos, aún no han iniciado el paseíllo y ya se están izando de puntillas para componer pinturerías; hacen como que la chaquetilla les molesta una barbaridad y se la encajan batiendo hombros; en los tercios de varas se sitúan a la derecha del picador creyendo que esa es la forma de ocupar un sitio preeminente en el estrado donde se sustancia la barbarie ecuestre; a la de muletear vienen los dengues y los alivios, cruzarse parece como si fuera felonía perseguible de oficio, ligar las suertes quizá se lo prohiba su religión, los pases de pecho han de ser dos, y concluídas las tandas es lo propio blandir al viento el espadín o pegar un puñetazo al aire si toreó con la derecha (que es lo más probable), gritando: "¡Venga ya! "(pronúnciase venga-chá) o "¡Vámonos!" (debe decirse amonó).
González / Moreno, Orero, Sánchez
Novillos de Juan José González, tres terciados y tres de buena presencia, aunque gachos-brochos y varios muy sospechosos de pitones; encastados. José Luis Moreno: estocada (aplausos y salida al tercio); estocada perdiendo la muleta (aplausos y saludosy. César Orero: pinchazo bajo, estocada junto a la paletilla -aviso- y dobla el. novillo (silencio); pinchazo y media muy atravesada delantera (palmas y pitos al saludar por su cuenta). Tomás Sánchez: estocada corta (oreja); pinchazo trasero caído y estocada saliendo volteado (oreja); salió a hombros por la puerta grande.Plaza de Valencia, 21 de julio. 1ª corrida. de feria. Media entrada.
El público aplaude, mientras tanto. El público está integrado en esta moda taurina entre otras razones porque encaja perfectamente con la modernidad de la vida misma, donde importa más la forma que el fondo, la apariencia que la naturaleza real de las cosas. Y de tal guisa, la calidad de una corrida de toros se juzga no tanto por las emociones inherentes a la lidia como por las orejas concedidas.
El, prólogo de la Fira de Juliol salió bien parado en este sentido: hubo dos orejas. Y hubo al tiempo la revelación de un jovencísimo novillero valenciano llamado Tomás Sánchez, de valentía y casta torera evidentes, que tendría muy despejado su futuro si no hubiera seguido el mal ejemplo de las figuras.
Embarcaba Tomás Sánchez consintiendo las encastadas embestidas de los novillos, las templaba incluso, y al ligar los pases ya echaba la pierna contraria atrás y adelantaba abusivamente el pico, sin necesidad alguna de tomarse semejante ventaja. Un torero de valor y casta -según parecía ser el caso- está preparado para cruzarse con el toro, echar adelante la muletilla, traerse al toro embebido en sus bambas y parar-templar-mandar, que es la fórmula infalible para conjugar la emoción y la belleza del arte del toreo, y poner la plaza boca abajo.
Banderilleó con desigual fortuna Tomás Sánchez aunque al sexto novillo le ganó de poder a poder su arrancada recrecida y le prendió un par soberano asomándose al balcón. Y fue muy celebrado, desde luego, por el mérito de aquella suerte bien hecha, pero también porque esa había sido otra demostración de valor y de casta torera.
El valor y la casta torera de sus compañeros de cartel se les supone, mas pruebas de estas virtudes. no dieron muchas. En realidad dieron pocas. José Luis Moreno tuvo unos novillos complicados a los que dio muchos pases, mas embarullados casi todos y hasta llegó a sufrir una voltereta. César Orero citaba ofreciendo el medio pecho, sólo que no se cruzaba, toreaba, hacia afuera y cada muletazo lo dejaba en la mitad. La verdad es que se trataba de otro novillero muy joven e inexperto. Los tres son jóvenes e inexpertos y puede que al madurar afloren su ciencia y, su esencia. Siempre que eviten los malos ejemplos, naturalmente.
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