El presidente del Gobierno cree que Cuevas "ha seguido la estela de Aznar"

El jefe del Ejecutivo, Felipe González, dijo ayer en Bruselas que el presidente de la CEOE, José María Cuevas, "ha seguido la estela de Aznar al pedir elecciones anticipadas". En la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo extraordinario, González aseguró que no quería polemizar con Cuevas pero que, a su juicio, lo que quieren los empresarios es "una cierta estabilidad", por lo que la opinión del dirigente de la patronal no refleja la de la mayoría de los empresarios. "Por las entrevistas que he tenido con algunos de ellos, no creo que sean proclives a una disolución anticipada y a un proceso electoral que producirá durante meses la incertidumbre", aseguró González.También el ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, respondió ayer a Cuevas y dijo que su petición de adelanto electoral tiene en cuenta "sus amistades políticas", en clara referencia al PP.

Pérez Rubalcaba se limitó a responder a Cuevas, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, con una sonrisa: "Encuentro una coincidencia entre el señor Cuevas y yo. Ambos tenemos en cuenta nuestras amistades políticas", dijo.

Con ello, el ministro de la Presidencia hizo referencia a un debate ya zanjado en el seno del PSOE y del Consejo de Ministros. González ha apostado decididamente por la continuidad de la legislatura y en los medios socialistas se apunta su prolongación, al menos, hasta después de la presidencia española de la Unión Europea, que finaliza el 31 de diciembre de 1995.

Temor al desgaste

En el debate abierto tanto en el seno del PSOE como del Gobierno tras las elecciones europeas del pasado 12 de junio no se descartó la hipótesis del adelanto electoral. El temor a un progresivo desgaste del Gobierno por la prolongación de la legislatura y a la consiguiente merma de voto, aún superior a la de los comicios europeos, puso esta opción sobre la mesa.

Sin embargo, fue apartada enseguida. González tenía claro que no podía anticipar las elecciones mientras continuaran los escándalos de corrupción y el desfile de algunos ex ministros y altos cargos por los juzgados.

La indeterminación de un panorama económico con unos primeros síntomas de recuperación hizo el resto. Son los mismos factores que convencieron a González para rechazar de antemano la propuesta de que presidiera la Comisión Europea en sustitución de Jacques Delors.

González temía que, con esta situación interna en España, tanto la aceptación de la presidencia europea como la anticipación de las elecciones generales se interpretara como una huida de un escenario político incómodo.

Un tercer factor, menos pregonado a estos efectos, ha contado en la decisión de González: la crisis interna del PSOE. El secretario general socialista dijo el pasado lunes en la Escuela de Verano del PSOE, en Galapagar (Madrid), que no hay precedentes históricos de que las crisis internas de los partidos se resuelvan desde la oposición.

La apuesta de González pasa por afrontar estos tres retos -lucha contra la corrupción, crisis económica y crisis del PSOE- para situarse en la expectativa de, al menos, dejar a los socialistas bien situados ante un hipotético pase a la oposición.