"A veces, Anguita recuerda la visión mas reaccionaria de España"
El vicepresidente del grupo de IU-IC en el Congreso, Rafael Ribó, dice que está harto de la espiral de declaraciones y contradeclaraciones en que anda ocupada la clase política española.Pregunta. ¿Qué cara se le puso al oír a Anguita decir que la burguesía catalana es la peor de España y que el PSOE, al pactar con los nacionalistas de CiU, ha pactado con lo peor del país?
Respuesta. Anguita desaprovechó con esas declaraciones la ocasión de explicar a fondo qué suponen, por un lado, el pacto PSOE-CiU y, por el otro, el acuerdo entre IU, el PP y Poder Andaluz para la elección de la Mesa del Parlamento de Andalucía. La gente está harta de declaraciones, replicas y contrarréplicas de políticos. Lo digo por Anguita, por Roca, por González, por Vidal-Quadras, por Álvarez Cascos... La gente sencilla quiere que le hablen de sus problemas, no de los problemas de los políticos. La espiral de declaraciones sólo contribuye a alejar a la gente de la política.
P. Pues parece que los políticos consideran más rentable intentar hacerse con los titulares a base de declaraciones más o menos sensacionales.
R. No creo que salir más en los medios de comunicación dé más votos. En IC intentamos ser rigurosos y hacer un discurso más cívico que masivo, aun a sabiendas de que la política cada vez tiene más de espectáculo.
P. Decía usted que Anguita ha perdido una excelente ocasión para explicar el sentido del acuerdo con el PP en Andalucía y para criticar con rigor el pacto PSOE-CiU...
R. Sí. Y además le ha servido en bandeja a Felipe González una excusa para desviar la atención de los problemas reales del país y para arrinconar a IU como alternativa al PSOE entre el electorado de izquierda. Porque, objetivamente, esta vez, al referirse a los nacionalistas catalanes como lo peor de España, Anguita me ha recordado las posturas más reaccionarias de la historia sobre la concepción plurinacional de España. Sobre el acuerdo en Andalucía, lo que hay que decir es que es absolutamente democrático y progresista porque la composición de la Mesa del Parlamento refleja exactamente la voluntad de los electores andaluces expresada en las urnas e impide que la minoría mayoritaria en Andalucía, el PSOE, domestique a la Cámara autónoma como ha hecho con el Congreso de los Diputados. Así debía haber explicado esto, Anguita, no con declaraciones sobre la burguesía catalana.
Y mucho más gordo aún es lo que dijo sobre el pacto PSOE-CiU. Este no es un acuerdo entre comunidades. No es Cataluña la que pacta con el PSOE, sino CiU, que es una formación con una concepción económica y social coincidente con la del PSOE. ¿Y qué es lo que pacta con el PSOE? No pacta más dinero ni más carreteras para Cataluña, sino la reforma laboral, el contrato de aprendizaje, el despido libre... Esto es lo que nosotros podemos y debemos criticar. De otro modo, podemos situarnos indirectamente dentro de la maniobra orquestada por el PP para atizar el enfrentamiento entre comunidades.
P. ¿No delata todo este asunto un sentimiento anticatalanista en la dirección de IU?
R. El programa de IU no contiene ninguna formulación anticatalanista, sino todo lo contrario.
P. Quizá se trate de un sentimiento personal de Anguita...
R. Lo que hay es una reacción visceral e improvisada de Anguita después de haber sido bombardeado por el acuerdo con el PP en Andalucía. Dejó escapar un exabrupto.
P. ¿Improvisada? Pero si Anguita reiteró sus palabras al cabo de unos días...
R. Pues visceral. Más visceral que racional. Muchos dirigentes políticos españoles tienen un grado de incomprensión de la plurinacionalidad del Estado. IU no es una excepción.
P. ¿No será que el anticatalanismo genera rentas electorales en algunas comunidades?
R. Estoy seguro de que el presidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra [socialista], sabe que gana votos presentándose como martillo de catalanes. Y Anguita, que nunca ha practicado eso, ha pronunciado ahora unas palabras que son asimilables a la táctica de Rodríguez Ibarra. Pero estoy convencido de que la subida de Izquierda Unida en Andalucía no se explica por eso, sino por el fortísimo descontento del electorado con Felipe González por apelar a la izquierda para frenar a la derecha y acabar pactando con Convergencia i Unió.
P. De todas maneras, sea como sea, en la calle están calando los recelos hacia Cataluña.
R. En el resto de España, en general, sigue habiendo admiración por Cataluña.
P. ¿Admiración o envidia?
R. Admiración. Cataluña es vista como la parte más avanzada del Estado. Yo no digo que sea así, sino que se percibe de ese modo. Y, claro, también es posible que algunos sientan envidia por ello.
P. ¿Tiene IU claro que Cataluña no es sinónimo de CiU?
R. En el Congreso no me canso de repetir a los parlamentarios de todos los grupos, incluido el mío, que no se refieran a los convergentes con el gentilicio de catalanes. Para empezar, la Mesa no debería permitir que un grupo parlamentario se llamase Grupo Catalán. CiU sólo tiene un tercio de los votos emitidos en Cataluña en las generales.
P. ¿Han entendido las bases de IU el pacto andaluz?
R. Al principio hubo desorientación porque la primera puesta en escena, a cargo de Luis Carlos Rejón y Javier Arenas, fue equivocada. Pero ya ha quedado claro que se trata únicamente de garantizar el pluralismo en la Mesa del Parlamento. El acuerdo con el PP no supone ningún pacto de gobierno ni programático. Subrayo: ninguno. Y vuelvo a subrayarlo: ninguno.
P. Dirigentes de IC han pronosticado que usted dejará el Congreso para optar de nuevo a la presidencia de la Generalitat en 1996...
R. No hay nada decidido al respecto; ni siquiera discutido.
P. Su hipotético regreso...
R. No me haga hablar de hipótesis.
P. ¿Ha encontrado usted un espacio propio, personal y políticamente satisfactorio, en el grupo de IU-IC en el Congreso?
R. En algunas materias sí; en otras, no. A lo que sí he renunciado es a algo que, mucho más en Madrid que en Barcelona, hacen muchos parlamentarios y parlamentarias de todos los colores: darse codazos para salir antes en la foto. Quizá eso ha creado la impresión de que yo no estoy muy presente en la actividad parlamentaria. No sé, a lo mejor debería hacérmelo tratar por el médico. Pero es que me produce vergüenza ver esa nube de periodistas en los pasillos del Congreso esperando a ser alimentados por el que la diga más gorda. Yo no juego a eso.
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