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El rock latino logra en Montreux una ventana para asomarse al mundo

El festival suizo acoge por primera vez a la joven música hispana

Por primera vez desde su creación, hace 28 años, el Festival Internacional de Jazz de Montreux ha abierto sus puertas al pop y al rock español y latinoamericano. Los españoles Miguel Bosé, Presuntos Implicados y Seguridad Social; los mexicanos Café Tacuba y Maná, y el argentino Fito Páez actuaron en el festival más famoso del mundo. Los latinos se han codeado con importantes músicos que pasan por esta pequeña ciudad suiza durante los 16 días que dura la muestra. "Ya podemos acercarnos al- resto del mundo", dijo Bosé en la conferencia de prensa previa a los recitales.

Junto a estos seis artistas de Idioma común, Montreux ha reunido este año músicos como Bob Dylan, Herbie Hancock, Van Morrison, Randy Weston, Gary Moore, Michel Petrucciani, Isaac Hayes, Charlie Haden, Carla y Rufus Thomas, Betty Carter, Natalie Cole, Slide Hampton, Marcus Miller... Muchos nombres consagrados y escasa visión de futuro, que ha resucitado la vieja polémica sobre los contenidos y los riesgos artísticos que debe asumir un festival de jazz.Montreux fue pionero en ofrecer un batido de estilos bajo el paraguas del jazz desde que, en 1970, se presentó el guitarrista Carlos Santana. En 1972 llegó el rock con Chuck Berry; en 1974, fa música africana y brasileña con Milton NasciMento; en 1991, el flamenco con Camarón; ahora, el pop y el rock latino. "La música es universal, y está bien que se abra", coincidían los hispanos en Montreux. "Igual que este festival impulsó hace años la música africana, bueno es que ahora nos acepte".

La conferencia de prensa previa a los recitales fue curiosa. Se celebró en la mansión de Claude Nobs, director del festival, situada en la cúspide de un monte sobre el lago Leman, a la que se accede en funicular. Rodeados por una impresionante colección de juke-box, decenas de miles de discos y carísimos instrumentos musicales, los seis artistas hablaron del tema del día: la música latina y la relación entre España y Latinoamérica.

"Diálogo de sordos"

"Más que una relación ha sido un diálogo de sordos", dijo Fito Páez. "Ahora comenzamos a acercarnos. Hablamos el mismo idioma y nos gustan los mismos vinos. Tenía que pasar". Según Juan Manuel Casañ, cantante de Seguridad Social, "heMos estado mirando a lo anglosajón. Hoy nos hemos quitado los prejuicios". Para Bosé, "soMos competitivos. El mercado hispano corre paralelo al anglosajón y podemos acercarnos al Mundo".

La cita informativa previa a los recitales continuó con las opiniones de Casañ -"El rock necesita aire fresco y los latinos podemos darlo"-, de Maná -"Ya nos cansamos de agachar la cabeza. Llegó el momento de demostrar que sobra talento"-, de Bosé -"Tenemos que enseñar lo que nos pertenece"- y de Páez -"Yo pude disfrutar de los Beatles y ellos no escucharon a Violeta Parra. Se han perdido una parte del mundo"-

Las palabras acabaron con una jam-session, en la que confraternizaron músicos de Seguridad Social, Maná y Fito Páez. Hasta Teddy Bautista -vicepresidente de la Sociedad General de Autores de España (SGAE), patrocinadora junto a la discográfica Warner de las dos noches latinas- se sentó ante el órgano Hammond para improvisar Popotitos.

Por la noche, los valencianos de Seguridad Social -que se están trabajando el mercado europeo como antes lo hiciera con éxito Héroes del Silencio: desde abajo-, se presentaron en el Miles Davis Hall, un recinto inaugurado este año. Tras un comienzo titubeante, su canción El viajero, que se acerca con sentido al son cubano, marcó el inició de un sprint final que acabó con Casañ lanzándose en plancha al público, con grave riesgo de romperse la crisma. Su crescendo enganchó al público con un rock enraizado en lo latino, dejando el campo abonado para el personal estilo de Café Tacuba, fiel a su línea de actualizar la tradición mexicana.

El viernes, en el magnífico auditorio Stravinski y en una sesión maratoniana de casi seis horas, llegaron los demás. Presuntos Implicados, con su pop suave y elegante y el mejor sonido de la noche, abrieron la noche ante un público tan mezclado como las influencias de los músicos. Miguel Bosé -al que quieren convertir en artista de alcance europeo tras el éxito de la amplia gira americana en la que sigue inmerso-, demostró encontrarse cada vez más a gusto en el escenario y con solidez musical, aunque mantiene un repertorio irregular. Autodefinido en la prensa suiza como "hombre renacentista" y acompañado de un gran grupo de instrumentistas, Bosé parece querer reafirmarse en su carrera musical, tras su experiencia como director teatral y sus trabajos en el cine francés.

A continuación, el grupo Maná dió la nota extravertida en su papel de versión mexicana de Police. Al filo de las dos de la madrugada, Fito Páez apareció en el escenario ante la- devoción de la colonia argentina. Artista vissceral, devorador de públicos y paradigma del rock latino, Páez no admite medias tintas; el extremismo musical, la carga poética de sus textos y la energía rockera le permite el apoyo fiel, pero le dificulta la entrada en otras culturas musicales cortadas por patrones cerrados. Acabó su actuación con un homenaje a Maradona y con el público cantando a grito pelado.

Fue una muestra variopinta y parcial -Claude Nobs, director del festival, es también el jefe de la Warner suiza y todos los artistas que participaron pertenecen a esta discográfica-, pero que confirmó el excelente nivel técnico de los músicos latinos y el interés que comienzan a despertar en mercados tradicionalmente monopolizados por los artistas anglosajones.

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