_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La sombra de una duda

Si la Comisión de Economía del Congreso concede su placet el próximo jueves, los nuevos órganos rectores del Banco de España (gobernador, subgobernador, consejo ejecutivo) quedarán perfilados a partir de la reunión del consejo de ministros del viernes. El ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, mantuvo con el portavoz del Partido Popular, Rodrigo Rato, varias conversaciones sobre el asunto, pero el jueves pasado el camino quedó desbrozado. El PP no objetaba a Luis Ángel Rojo y quería que el subgobernador, Miguel Martín, no fuese objeto de una represalia política por parte del grupo parlamentario Socialista a raíz de su comparecencia en la comisión Rubio. Por tanto, los populares parecían favorables a la estabilidad en ambos puestos, más la posibilidad de opinar sobre la composición del nuevo consejo ejecutivo del banco emisor.Pero el camino hasta el jueves es para Rojo una especie de cuesta que debe escalar, como Sísifo, con una roca sobre sus espaldas. Hace ya un par de semanas, el ex presidente de Banesto, Mario Conde, dijo en un encuentro privado con periodistas que el gobernador estaba más metido de lo que se creía en el affaire Ibercorp. Hasta ahora no ha trascendido en qué consistían esos presuntos compromisos. Pero si Rojo no tiene facturas personales a pagar -canceló en 1990 una cuenta que mantenía desde 1987 en el despacho de Manuel de la Concha y no ocultó ingresos a Hacienda- hay alguna que estos días se le podría cargar. Una de ellas: la de Tomás Ramón Fernández, miembro del consejo ejecutivo del banco emisor hasta finales de enero de 1994. Fue él quien vendió 2.300 acciones de Banesto el 27 de diciembre de 1993, unas horas antes de la intervención del citado banco, por Cinco millones de pesetas.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) comunicó a Rojo de manera reservada el resultado de sus investigaciones sobre ventas de títulos de Banesto los días anteriores a la intervención. Como resultado de esa información, Rojo mantuvo una conversación con Tomás Ramón Fernández, quien el 27 de enero de 1994 redactó su carta de dimisión. El 4 de febrero de 1994 cumplía nueve años en el consejo ejecutivo del Banco de España.

Tomás Ramón Fernández había adquirido títulos de Banesto en 1989 con crédito de la sucursal donde tenía su cuenta, en la madrileña calle de Bolivia. Al conocer el desenlace de la crisis

Banesto, decidió vender sus acciones el 23 de diciembre, después que el banco emisor rechazara formalmente el plan presentado por Mario Conde. Amortizó el crédito pendiente con dos millones de pesetas y vendió sus 2.300 acciones por cinco millones. Si hubiese esperado a la vuelta a la cotización, después de intervenido el banco, su valor habría rondado los 3,1 millones de pesetas.

La CNMV ha abierto un expediente por infracción muy grave, ya que ha existido uso de información privilegiada de carácter concreto en la operación de venta de las acciones de Banesto, aunque el consejo ejecutivo no hablase en términos precisos en su sesión del 23 de diciembre de 1993 acerca de una intervención o destitución de administradores del citado banco.

Solbes sabía al hablar con Rato y proponer la continuidad de Rojo al frente del Banco de España que Tomás Ramón Fernández había vendido sus títulos en Banesto usando información reservada. Por tanto, hay indicios de que el Gobierno está decidido a seguir adelante con su propuesta contra viento y marea. En el contexto político actual la decisión de Tomás Ramón Fernández puede, por elevación, empanar a Rojo. Pero fue él quien finalmente decidió poner las cartas sobre la mesa, hablar con el interesado y conseguir su dimisión el 27 de enero de 1994.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_