El nuevo plan de carreteras abre cuatro nuevos accesos a la capital

Dentro de ocho años se podrá llegar al aeropuerto de Barajas por carreteras ahora inexistentes. Por ejemplo, a través de una autopista de pago desde Guadalajara, para la cual el Ministerio de Transportes (MOPTMA) intenta aplicar un peaje barato. El ministro de Transportes, José Borrell, y el presidente regional, Joaquín Leguina, firmaron ayer el convenio por el cual se construirán los 97 kilómetros de la M-50 y se abrirán cuatro nuevos. accesos a la capital al duplicarse la N-II, la N-III, la N-IV y la N-V, según un diseño de finales de 1992.

La inversión total de este plan, a ejecutar en ocho años, es de 194.456 millones de pesetas, de los que el Estado aportará un 72% y el resto, la Comunidad.Joaquín Leguina, lejos de la habitual euforia que acompaña a la presentación de grandes inversiones de este tipo, reflexionaba en voz alta al contemplar los mapas: "¿Será posible que todo esto lo inaugure Alberto Ruiz Gallardón?", el aspirante del PP a presidir el Gobierno regional.

La planificación de las carreteras ha tenido en cuenta, por un lado, -la actividad productiva presente o futura; los actuales movimientos de vehículos y la extensión de las zonas residenciales hacia la periferia. "El día en que la ciudad de Madrid no contenga el 80% del empleo de la región, conseguiremos mayor igualdad entre los cinco millones de habitantes de la región", reflexionó ayer Leguina sobre los planteamientos de la red.

El convenio implica la continuación del plan de carreteras de 1988-1993, que formó parte del conocido Plan Felipe de carreteras. Sus mayores obras han sido la terminación de la M-40 y el plan de autovías de Madrid. Si con las nacionales radiales se ha cumplido, no ocurre lo mismo con la M-40, de la que aún faltan por inaugurar cuatro tramos. Otros flecos del convenio son la recién contratada prolongación de O'Donnell, la autovía del Pinar, paralizada por los vecinos de la urbanización Monteclaro, y la ampliación del puente de Ventas, sin iniciar.

Las características de las actuaciones son las siguientes:

Distribuidor M-50. Discurre en un radio de entre 15 y 20 kilómetros desde el centro de Madrid. Los tramos más próximos al aeropuerto serán contratados en 1995. Tendrá 97 kilómetros y forma de herradura, pues no conecta la carretera de La Coruña (N-VI) con la de Colmenar Viejo. Su coste estimado es de 58.850 millones.

Accesos por duplicado. Se trata de la segunda gran inversión, presupuestada en 62.200 millones. Afecta a los accesos desde las autovías de Valencia, Extremadura y Andalucía. La carretera de Valencia se desdobla en dos desde Perales de Tajuña (a 40 kilómetros de Madrid) hasta la prolongación de O'Donnell. La de Andalucía tendrá una variante que se inicia en la M-50. La carretera de Extremadura (N-V) se desdobla en un tramo intermedio que llega al eje FuenlabradaLeganés.

Autovía de Guadalajara. Aunque forma parte del viario radial, merece mención aparte por tratarse de una autopista de peaje, con trazado paralelo a la carretera de Barcelona (N-II). Además, su financiación, fuera del presupuesto de este plan, asciende a 35.000 millones, financiados a través de la explotación del peaje. Borrell indicó ayer que las elevadas tarifas de las autopistas revierten contra su uso, por lo que el ministerio espera aplicar precios "atractivos", en torno a siete pesetas por kilómetro.

Otras actuaciones. Se trazarán plataformas para autobuses en la N-I, entre el kilómetro 6 y la plaza de Castilla; en la N-IV (avenida de Andalucía) y entre la glorieta Elíptica y la M-40 en la carretera de Toledo, además de la calzada de autobuses y vehículos de alta ocupación en la N-VI entre Las Rozas y Moncloa. Las actuaciones con cargo a la Comunidad consisten en autovías transversales para movimientos de media distancia, tales como los ejes Alcobendas-Aeropuerto, o Polvoranca-Fuenlabrada, entre otros.