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Italia sufre el sistema

El equipo italiano no pudo pasar de discreto en esta fase clasificatoria y da la impresión de sentirse ahogado por la mecanización de su sistema. México, más modesto en historia y pretensiones, con sólo estar bien organizado lo igualó en juego y resultado.

Pressing. En el primer tiempo los dos equipos se preocuparon más por presionar que por jugar y resultó un partido táctico, enredado, interrumpido permanentemente, aburrido y con apenas dos situaciones de gol. Cuando se presiona se hace para recuperar la pelota y poder jugar. La obsesión del pressing hace que se olvide ese propósito y se haga todo a la misma velocidad.

Italia. El sistema está primero que los jugadores. Por eso juega Berti y no Donadoni, y seguramente por eso también Massaro es suplente. A Roberto Baggio lo ampara la gran popularidad que tiene. No hay ninguno en el medio capaz de crear ni de encontrar a Roberto Baggio. El juego es burocrático y nada imaginativo.

México. Ha ganado sobre todo en personalidad. Tiene la misma organización que los italianos, pero choca, naturalmente, con la limitación de la menor capacidad de sus jugadores. Se diferencia de Italia porque juega un solo volante central, otros dos por afuera y un media punta, que es Luis García.

Luis García. Con él de media punta México pierde creación, pero él gana en panorama para el remate preciso que tiene. De ese modo encuentra siempre la portería de frente, cosa que le resulta más difícil jugando en punta.

Error común. En el gol de Italia Massaro recibió entre los dos marcadores centrales mexicanos que estaban en línea y ni marcaron ni tiraron el fuera de juego. El error es frecuente en equipos que achican hacia adelante y no prestan la atención suficiente a ese detalle.

Campos. En el primer tiempo le ganó un mano a mano a Berti porque se anticipó a la jugada. Cuando el italiano levantó la cabeza para tirar, lo tenía a medio metro. Los porteros son como la medicina: mejor cuando previenen que cuando curan.

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