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Morente canta a Lorca en su fiesta

Los duendes brujos que ponen la piel de gallina y nublan el entendimiento se trajo Enrique Morente a la noche flamenca que organizó en su honor el Festival de Música y Danza de Granada.Formado por casi 3.000 espectadores más melómanos que flamencos -se oyeron muchos más bravos que olés-, el bello auditorio de los jardines del Generalife de la Alhambra acogió el pasado domingo el homenaje de su ciudad al cantaor de más cartel del momento.

Morente no quiso que fuera un homenaje unipersonal, pero fue la estrella indiscutible de la noche: decidió cantar a García Lorca -el poeta granadino que junto a Manuel de Falla hizo del flamenco paradigma de la vanguardia artística-, y, como no podía ser de otra forma, acabó con el cuadro. El cuadro lo completaron, muy dignamente, pero más desde la academia que desde la novedad, el bailaor Mario Maya y el guitarrista Manolo Sanlúcar.

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El festival ha continuado este año con su larga tradición de incluir flamenco en su programa. Después de la velada dedicada al repaso de cien años de cante flamenco, el domingo el festival organizó un cartel de lujo con selecta representación local: Morente y Maya.

'Canciones de la morería'

De pie, encogiéndose, entregado y pleno de inspiración, Morente rindió tributo al poeta granadino cantando las Canciones de la Morería, de Yerma. Las coplas lorquianas surgieron de la garganta de Morente como una revelación, como si hubieran sido inventadas para ser cantandas solamente por el pellizco profundo e innovador del cantaor granadino.Con las guitarras de los fabulosos Habichuela, Pepe y Juan, como compañía perfecta, y las palmas y los ' coros de Amparo Vengala y Dolores y Aurora Carbonell como fondo, Enrique Morente creó un monumento a la heterodoxia y a la belleza y reabrió y cerró de un golpe el seguramente estéril debate que acongoja- tanto a puristas como modernistas: ¿conviene seguir innovando o es mejor proteger el tesoro legado?

Tal vez para demostrar lo absurdo de la discusión, Morente había cantado antes unas alegrías de extraño compás y una malagueña totalmente escolástica, y luego, acompañado por el mejor Sanlúcar de la noche al toque y con un inspirado Mario Maya al baile, regaló un toná plena de fuerza, un martinete espléndido y una seguiriya estremecedora. Después de esto Morente ya no cantó más y a la gente le supo a poco, pero aquellas Canciones de la Morería habían valido la noche entera.

Además, hubo momentos brillantes como la caña bailada por la bella Rafaela Carrasco junto a Manuel Betanzos y como el trío de Mario Maya con Manuel Atienza y también Betanzos, discreto pero bien rematado en la soleá por bulerías.

Finalmente, llegaron los bises, ya. casi con la ministra de Cultura Carmen Alborch abandonando el recinto del festival. Morente y los Habichuela de palmeros retrasados y pasivos, Manolo Sanlúcar en zapatillas-pantuflas, y el cuadro de Mario Maya bailando a todo meter las bulerías. Si Federico hubiera levantado la cabeza...

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