Despliegue naval en Baleares para el rescate submarino de los cadáveres del 'Ana Rosa'
El rescate de los cadáveres de los cinco pescadores de la gambera Ana Rosa no tuvo éxito. Anoche, el equipo de rescate consiguió izar el cuerpo del marinero localizado, pero éste acabó resbalando de la camilla y volvió a caer al mar. En la primera jornada de la compleja operación de rescate, los remolcadores que participan en el impresionante despliegue naval no lograron enganchar el pesquero, que está a 150 metros de profundidad. "Lo intentaremos cuantas veces sea preciso", aseguraron sus responsables. La embarcación naufragó frente a la isla de Cabrera (Baleares) el pasado 15 de abril. Dos de sus ocho tripulantes sobrevivieron. Otro apareció muerto.
El despliegue naval y operativo efectuado por primera vez en estas circunstancias por la Sociedad Estatal de Salvamento y Seguridad Marítima logró, al mediodía, su objetivo inicial: ubicar a 145 metros de profundidad el casco hundido del pesquero y ver a través de una cámara submarina de vídeo uno de los cadáveres. El único del que se tiene constancia se encuentra a 20 metros del Ana Rosa sobre un fondo arenoso. El fondear las embarcaciones en la perpendicular exacta de la siniestrada fue la maniobra más delicada.Durante siete horas se intentó izar en una cesta-camilla el cuerpo del marinero, reducido a un esqueleto cubierto por el tradicional traje impermeable, pero las dificultades fueron superiores a las previstas. El robot Achille IV, una máquina que opera a control remoto y está dotada de cámaras, motor y brazo articulado, debía introducirlo en aquélla, sumergida desde el buque nodriza. La coincidencia de ambos artilugios junto al cadáver fue el inconveniente junto a una cuestión de lastre. Ambos artefactos mecánicos eran teledirigidos desde el navío Hispania y se contaba con la ayuda de dos remolcadores. Más de 20 personas de la Sociedad Estatal participan en este intento de recuperación.
"Hallamos todo tipo de pequeñas complicaciones, pero lo intentaremos cuantas veces sea preciso", manifestó al atardecer Tina Guillén, la portavoz del salvamento, desde el buque en que se situó el control operativo. El propio director del centro nacional, José Álvarez, dirigía las acciones. Días atrás, éste resaltó que la Sociedad Estatal nunca ha desarrollado una actuación de estas características. A título personal, el director general de Marina Mercante, Rafael Lobeto, opinó: "El mar no es un mal cementerio para los navegantes".
En Cabrera hacía ayer buen tiempo. Soplaba poco el viento, el mar estaba en calma y la luminosidad era grande. Esta circunstancia es determinante para trabajar con cámaras auxiliares a 145 metros de profundidad. Un abogado de los familiares de los pescadores desaparecidos permanecía en el barco de rescate.
Dos de las madres y una de las viudas está desde hace una semana en el puerto de Palma de Mallorca esperando el resultado del dispositivo. Quieren enterrar a sus muertos en Santa Pola, su pueblo natal. Además, sin las correspondientes actas de defunción no se pueden iniciar los trámites legales para empezar a cobrar las indemnizaciones y las pensiones tan necesarias para las familias de los infortunados pescadores.
El Juzgado de Instrucción de Palma, que entiende este caso, ha ordenado la filmación de todos los detalles del rescate. El determinar el punto del impacto del mercante griego en el casco del pesquero es de importancia capital para señalar la responsabilidad legal en el naufragio.
Traslado del barco
Cuando se concluya el rescate del cadáver localizado, está previsto iniciar el segundo operativo: el trincaje, izado y traslado del Ana Rosa hasta una profundidad de apenas 40 metros, ya muy cerca de la costa. Allí podrán operar ya los buzos y determinar si, como se supone, en el interior de su casco se hallan los cuatro cadáveres que todavía no han podido ser localizados.Todas las precauciones son pocas en el caso suscitado. La Dirección General ha reiterado que se trata de un intento que entraña mucho peligro y que cualquier prudencia es poca porque no se pueden arriesgar más vidas.
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