Despedida de River Phoenix
En Europa es relativamente normal que un conocido crítico cinematográfico acabe dirigiendo películas y luego continúe escribiendo de vez en cuando de cine. Ocurre todo lo contrario en Estados Unidos, donde sólo el excepcional caso de Peter Bogdanovich confirma la regla.Debido a ello mientras la editorial Grijalbo acaba de publicar en castellano su famoso Ciudadano Welles, un libro sobre su admirado Orson Welles en el que venía trabajando desde hace mucho tiempo, cuya parte central es una larga e interesante entrevista, se estrena Esa cosa llamada amor, su última película.
Los gustos de Bogdanovich como crítico están muy claros, es uno de los primeros norteamericanos que defiende a los grandes clásicos de su país, desde Welles hasta John Ford, sobre quien ha escrito libros, realizado documentales y al que aquí rinde un claro homenaje al incluir algunas imágenes de El hombre que mató a Liberty Valance (1962) en la escena del autocine, sin embargo, su carrera como realizador ha sido discontinua, no muy clara.
The thing called love
Director: Peter Bogdanovich. Guionista: Carol Heikkinen. Fotografía: Peter James. Estados Unidos, 1993.Intérpretes: River Phoenix, Samantha Mathis, Dermot Mulroney, Sandra Bullock. Estreno en Madrid: Ideal (versión original subtitulada).
Ha rodado 16 largometrajes en más de 25 años de profesión, ha tratado de imitar a sus rnaestros con irregulares resultados y sólo ha conseguido un verdadero éxito, La última película (1971), al comienzo de su carrera. El resto son obras desiguales, pertenecientes a diferentes géneros, bien rodadas, pero que encierran una excesiva frialdad. Esa cosa llamada amor se encuentra entre sus mejores trabajos, como su título indica narra una historia de amor, la sitúa en medio de la música country, en la ciudad de Nashville, y lo hace con tanta simplicidad como eficacia. Funciona bien la relación sentimental entre los dos aspirantes a cantantes, sus ansias de gloria profesional y el enfrentamiento que en buena medida les plantea.
Uno de sus principales aciertos reside en el reparto. El recientemente desaparecido River Phoenix emplea por primera y última vez en cine su faceta de cantante profesional, incluso alguna de las canciones que canta están compuestas por él, y hay que reconocer que lo hace bastante bien, que la suya es una brillante despedida. Por su parte, la cantante country Samantha Mathis, que es la auténtica protagonista, está perfecta en su papel de enamorada que aspira a la gloria. Bien secundados por los poco o nada conocidos Dermot Mulroney y Sandra Bullock.
El único fallo de Esa cosa llamada amor es que resulta demasiado larga, dura casi dos horas y se cantan total o parcialmente más de 50 canciones country. Esto hace que sean muchas, incluso para un admirador incondicional del género, que tiene poco tiempo para narrar cualquier otra cosa, que en el enfrentamiento entre amor y canciones se conceda excesiva importancia a estas últimas.
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