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Dos estudiantes matan a un hombre para hacer realidad un juego de mesa

El juego se cobró una víctima real. Dos estudiantes -de 17 y 20 años- fueron detenidos el domingo por matar a un hombre para hacer realidad una variante del juego de rol ideada. por ellos mismos. Ocurrió el 30 de abril, de madrugada. La víctima, según las reglas de esta espeluznante diversión, debía ser un hombre "débil, gordito y mayor".Los jóvenes, sin antecedentes penales o historial psiquiátrico, buscaron durante tres horas por el barrio de Manoteras a una persona así. Tras desestimar a ocho transeúntes, el azar les ofreció a Carlos Moreno Fernández, de 52 años, casado y con hijos. El hombre, empleado de una empresa de limpieza, esperaba al autobús 7, sentado bajo una marquesina, para ir a su casa. Los asesinos le robaron las 3.000 pesetas que encontraron, pero le dejaron 60.000 que no vieron. Y después, cumpliendo el ritual lúdico, le asestaron 20 puñaladas. El menor ha confesado.

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La aventura depende de la imaginación

El cadáver y las 60.000 pesetas fueron encontrados a la mañana siguiente en un descampado del distrito de Hortaleza por un empleado de la EMT. El hallazgo desconcertó a la policía. Un mes antes se había encontrado en las cercanías otro cuerpo apuñalado. La Sección Y de Homicidios barajó primero la hipótesis de un móvil se3cual. Incluso llegaron a utilizar a un agente como señuelo.

Un mes después, sin embargo, el horror se ha superado a sí mismo: el móvil es un simple juego. Los supuestos autores son dos estudiantes que jamás habían pisado una cárcel. Javier R. C., estudiante de Químicas, de 20 años, y Félix M. R., alumno de instituto, de 17. Ambos viven en el barrio de Chamartín.

La policía también ha interrogado a cuatro amigos de los detenidos en calidad de posibles encubridores.

Javier cumplía el papel de director y organizador del juego, el que ellos llamaban Razas. Consistía, por ejemplo, según el relato policial, en ingeniárselas para impedir que un barco llegara a buen puerto, matar a una mujer que supuestamente había traicionado a su raza o destruir una ciudad. Todo ello sobre el papel. Con el tiempo, los detenidos se segregaron del grupo y empezaron a ejercitarse fuera del tablero. Se trataba de vivir la aventura. Ése era el juego. Y se hizo realidad. Ayer estaban ya en prisión.

PASA A LA PÁGINA 3

El jefe del "juego asesino" describió en un diario los pormenores del apuñalamiento

VIENE DE LA PÁGINA 1La investigación policial pronto desechó el móvil económico: la víctima, con lesiones de defensa en las manos, guardaba en el bolsillo 60.000 pesetas. Y las 30 puñaladas apuntaban a un sádico.

Como pruebas, los investigadores de la Sección V de Homicidios disponían de los restos de un guante de látex y de un reloj descubierto bajo la pierna izquierda del fallecido. Los agentes montaron un dispositivo de vigilancia en el barrio de Manoteras. De poco sirvió.

La pista saltó la pasada semana de la mano del padre de un amigo de los detenidos. El chaval contó a su progenitor, al ver que se recordaba en televisión la noticia de la muerte de Carlos Moreno, que los autores del crimen habían sido dos de sus amigos. Éstos se habían jactado del crimen ante él y otros compañeros. El padre, alarmado, denunció el hecho a la policía. A las once de la noche del domingo, Félix y Javier fueron detenidos en sus casas. Javier ocultaba un envase con guantes de látex, y Félix, el recibo de su compra. Pero hubo más.

Félix declaró al juez dónde estaba el cuchillo con el que segó la vida del hombre "bajito y gordito". El arma de su compañero -una navaja- se encontraba escondida en una mochila.

Cuaderno delator

No acabaron allí los descubrimientos. Javier tenía en su casa no sólo una cazadora con sangre, sino también un escrito de tres hojas mecanografiadas por ambas caras en el que describe con todo lujo de detalles los avatares de la noche del crimen.

La víctima, en este diario, es denominada Benito. El relato, con tono hirientemente épico, cuenta que salieron a la caza de "seres débiles" a la 1.30. Era la aventura. Recorrieron el barrio de Manoteras (distrito de Hortaleza), cerca del cual viven ellos. Dos mujeres se cruzaron en su camino, pero las instrucciones del juego las salvaron.

A las 4.30 avistaron a un hombre sentado en la parada de autobús de la calle de Bacares. Simularon un robo. Desconocedor de que era la víctima propiciatoria de un juego macabro, el hombre entregó 3.000 pesetas a sus asaltantes. Pero con la excusa de registrarle, los chavales, armados, le sujetaron los brazos. Después, sin fijarse en las 60.000 pesetas que ocultaba en otro de sus bolsillos, le cosieron a puñaladas.

Carlos Moreno, ensangrentado, aún luchó. Consiguió derribar a Javier. Ambos rodaron, siempre según el escrito mecanografiado, por un terraplén. Allí le remataron. "Se escuchaba ñac, ñac", escribió Javier para describir el sonido de las cuchilladas que le asestó en el cuello. Camino de casa, Félix se dio cuenta de que no llevaba el reloj en su muñeca. Volvieron al lugar del crimen. No lo encontraron. La policía tuvo mejor tino.

El documento, en un alarde de jactancia, incluso analiza las posibilidades de que la policía les detenga. Javier, el organizador del juego asesino, las cifró en un 30%. En su escrito deja entrever que le importa poco caer en manos de la justicia.

Este documento es una de las principales pruebas de la policía, que ha descubierto la máquina eléctrica con la que se escribió el cuaderno. Javier, tras casi 72 horas de calabozo, niega su implicación y afirma que el escrito es una mera ficción, surgida de los periódicos.

Ambos muchachos fueron interrogados ayer por el juez de guardia. Javier, el organizador del juego, insistió en que él no tenía nada que ver con el crimen. Por el contrario, Félix, el menor, reconoció los hechos, pero alegó en su defensa que el día del asesinato había bebido mucho.

La policía investiga ahora si los dos jóvenes mataron a Jesús Torres Vadillo, conserje de 31 años, el pasado Jueves Santo. Su cadáver fue hallado con 70 puñaladas y sin ojos, también en Hortaleza.

Aficiones muy comunes

El registro de las habitaciones de los dos detenidos sacó a la luz sus aficiones, como muestra la fotografía. Excepto los 15 cuchillos -tres de tipo Rambo- y la güija -un juego de brujería-, el resto de objetos son comunes a muchos jóvenes. Éste es el caso de las revistas de terror -Fangoría y Malefic- y las cintas de vídeo -La mosca I y II, Pesadilla en Elm Street, ReAnimator y Terrorificamente- También se descubrieron el tablero y los dados de colores con los que jugaban, así como cuadernos en los que apuntaban las características de sus personajes.

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