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La policía investiga a un compañero del joven asesinado junto al Ifema

Jan Martínez Ahrens

Se llamaba Álvaro Calero y tenía 17 años y dos tiros en el cuerpo. Su cadáver, boca arriba, fue descubierto el jueves por la mañana -el día de su asesinato- en un descampado cercano a la Institución Ferial de Madrid (Ifema). La policía busca en su entorno al culpable. Durante las pesquisas ha interrogado a un compañero de la víctima. Ambos vivían en la misma casa cuartel y habían discutido. Una moto, 250.000 pesetas robadas en casa de Calero y una pistola de las fuerzas de seguridad son las pistas.

Dos tiros mataron el jueves a Álvaro Calero, de 17 años. Una bala le perforó la frente; la otra, la espalda.Su cadáver fue descubierto esa misma mañana a las 10.45 en el denominado Cerro del Cuervo, una zona deshabitada próxima al recinto del Institución Ferial de Madrid (Ifema). Un ciclista avistó el cuerpo.

Carecía de documentación. Vestía bermudas granates, camiseta blanca, camisa fucsia, chaleco vaquero con pins y zapatillas deportivas negras. Dos tiros del calibre 6,35 le troquelaban. Ninguno presentaba orificio de salida. La policía descubrió a pocos metros un casquillo y ningún vehículo. Había sido abandonado.

El rostro presentaba la marca del antifaz, un hematoma en nariz y ojos producido por el impacto del proyectil en la frente (véase EL PAÍS del viernes pasado).

La identificación del cuerpo, sin embargo, no llegó hasta el sábado. Entonces se supo, tras el reconocimiento del padre en el Instituto Anatómico Forense, que ese cuerpo de 1,73 metros, pelo negro y patillas cortas correspondía a un estudiante de Graduado Escolar que el jueves por la mañana había desayunado en casa.

Calero, el menor de cuatro hermanos, era hijo de un guardia civil destinado a la agrupación de Barajas. Fue su padre quien denunció el jueves por la tarde su desaparición.

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Causa por despejar

Ayer, el hombre se mostraba abatido y pedía un rápida resolución del caso. "No es posible que la policía no me llame. No sabemos nada del culpable. Quiero que me digan algo. Mi hijo, mi Alvarito, ha muerto", se quejaba.

La causa del asesinato sigue en la oscuridad. La Brigada de Homicidios de la Policía Judicial de Madrid ha interrogado a un compañero de Calero, que también es hijo de un guardia civil y vive en la misma casa cuartel. Este muchacho, según fuentes cercanas a la familia, compró la víspera del asesinato de Calero una motocicleta.

Varios familiares de la víctima recordaban en este contexto que unos días antes habían sustraído de casa de Calero unas 250.000 pesetas y diferentes documentos de la caja de caudales. El dinero procedía del subsidio de desempleo de José Antonio, hermano mayor del fallecido.

Otra línea de investigación de la Policía Judicial -el caso está en manos del Juzgado de Instrucción número 12 de Madrid- consiste en determinar la procedencia del casquillo encontrado junto al cadáver -posiblemente de las fuerzas de seguridad, según la citadas fuentes-

"¡Me lo han arrebatado de las manos!", gritaba ayer la madre del fallecido a la puerta del cementerio de Azuqueca de Henares.

Sus sollozos, antes de acabar en desmayo, mantuvieron en silencio a las 200 personas que asistían al entierro. Bajo un sol de plomo vieron cómo el ataúd era introducido en la fosa. Sólo la madre gritó: "¡Quiero ver a mi hijo!". Las palas de tierra pronto sepultaron la madera.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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