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Tribuna
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Ricino

Fini parece un intelectual. Sí, pero no; no, pero sí. El fascismo reprimió las libertades formales, pero estimuló las otras... Mussolini fue espléndido hasta 1938, pero después no tanto... La victoria aliada en 1945 trajo las libertades democráticas, pero significó la pérdida de la identidad europea... Este neofascista se atreve a hablar así a un palmo de Clinton, rodeado todavía de testigos de lo que fue realmente el fascismo antes y después de 1938: exterminio físico del adversario, purgas con aceite de ricino, encarcelamiento de la oposición, tortura en las comisarías y en las cárceles, sangrienta guerra de anexión imperial de Abisinia con los tanques bendecidos por el papa de turno, miles de fascistas italianos respaldando el golpe militar y la guerra civil española.Otra facha italiana suave, la señora presidenta del Parlamento, integrista católica de la Liga Norte, ha resaltado lo mucho que Mussolini hizo por la mujer italiana, omitiendo el dato menor de que el dictador contribuyó a que murieran miles y miles de sus hijos metiéndoles en una II Guerra Mundial en busca del arca perdida.

Observemos la estrategia de estas arañas y cómo en un momento en que ante la fragilidad europea convenía que Estados Unidos apareciera como garante del no retorno del fascismo, el presidente Clinton estrecha la mano de Fini y sentencia evangélicamente: por sus obras les conoceréis... Por sus obras ya les conocimos, y pobres de nosotros si hay que volver a conocerlos. De momento, yo sometería al presidente Clinton a una cata de aceites de ricino y que le pelaran el cabello al cero y le aplicaran una tanda de dialéctica de puños y pistolas. En los años treinta, el poder capitalista cerró los ojos ante el fascismo porque reservaba preferentemente el aceite de ricino para judíos y comunistas. ¿Pero aún estamos en ésas?

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