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Un mal sabor de boca que mira al pasado

La mayoría de los alemanes piensa que el final de la II Guerra Mundial fue su liberación

El 50 aniversario del día más largo es una jornada normal de trabajo y sin celebraciones en Alemania Mientras los jefes de Estado de los países aliados vencedores en la Segunda Guerra Mundial conmemoran en Normandía el aniversario del desembarco que significó el inicio del fin, el canciller alemán Helmut Kohl recibe en el aeropuerto de Rostock al presidente de Gobierno español, Felipe González, para iniciar esta tarde las consultas anuales entre los dos países.A pesar de esta normalidad aparente, de un día de trabajo como si no pasase nada, sigue abierta en Alemania la discusión sobre el carácter de la conmemoración y queda latente un cierto. mal sabor de boca por una celebración que mira al pasado y no tiene en cuenta la evolución del país hacia un régimen democrático al que no se le puede echar encima la carga del pasado nazi. Según una encuesta representativa, la opinión pública alemana está dividida sobre el tema de la participación en la conmemoración: un 50% considera que Alemania debería estar representada en los actos y un 40% opina lo contrario. El 10% restante no se pronuncia.Desde el famoso discurso del todavía presidente federal, Richard von Weizsäcker, en el 40 aniversario del final de la guerra en mayo de 1985, la idea de que la derrota en la Segunda Guerra Mundial. significó la liberación de¡ nazismo ha adquirido ya carta de ciudadanía en Alemania. Un 69% de los alemanes, según, una encuesta publicada por el semanario Die Woche considera que el final de la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias para Alemania son una liberación. Sólo un 13% lo considera una derrota y un 14% mitad y mitad. Hoy en Alemania sólo pequeños grupos de incorregibles neonazis o ultraderechistas lamentan la derrota del régimen de la Alemania nazi a la que el desembarco en Normandía contribuyó de forma decisiva.La presidenta del Parlamento federal (Bundestag), la democristiana Rita Süssmuth (CDU), insistió estos días en la idea al declarar que la mayoría de los alemanes vivieron el día D como el inicio de la liberación, que trajo esperanza para los prisioneros de los campos de concentración, los trabajadores forzados y la población que deseaba un fin de la horrible dominación nazi. Süssmuth desea que se difunda en el extranjero con más fuerza la existencia de una resistencia contra Hitler en Alemania y se refirió en concreto al próximo 50 aniversario del 20 de julio, fecha del atentado fracasado contra el dictador.

No se ha manifestado de forma tan clara sobre el tema el canciller Kohl (CDU), a quien en un principio se atribuyó el deseo de participar en la celebración al lado de los vencedores. Ante el fracaso de esta pretensión, que habría sido mal acogida por los veteranos del desembarco y tal vez más de un político europeo, Kohl optó por hacer de la necesidad virtud y decir algo así como no están maduras.

El canciller alemán comprendió a tiempo que su presencia era inadecuada entre los vencedores de la Segunda Guerra e inició una prudente retirada en declaraciones como las que realizó a la emisora británica BBC: "Es absolutamente correcto que se celebre ese día y que los supervivientes acudan a conmemorarlo en honor de sus camaradas caídos. Yo tengo un profundo respeto por eso, pero por otra parte este no es un día para que los alemanes nos sumemos a la celebración". En un mitin electoral en' Múnich Helmut Kohl repitió esta idea: "No es un día adecuado para que un canciller federal alemán esté allí".A cambio Kohl se ha asegurado por primera vez de la presencia de tropas alemanas en el desfile de la fiesta nacional del 14 de julio en Francia y también un papel destacado en los actos de despedida en Berlín de las últimas tropas rusas que abandonen Alemania. En un año electoral todas estas fotos importantes servirán para compensar su ausencia en la imagen de Normandía al lado de los aliados.

Aparte del tira y afloja entre bastidores por la presencia de Alemania en la conmemoración del día más largo, entre los analistas políticos y medios intelectuales alemanes se ha discutido el asunto. No faltan quienes consideran que la ausencia de Alemania es una desconsideración hacia un país aliado en la OTAN y la Unión Europea. Esta posición no sólo la defienden algunos comentaristas alemanes, sino también algunos franceses como el filósofo André Glucksmann, que sostiene que la fiesta no puede reducirse a una conmemoración militar y debería incluir a los alemanes, porque también ellos fueron liberados del nazismo.

En esta línea se pronunciaron dos profesores de tendencia conservadora, el alemán Karl Kaiser y el francés Dominique Mosi, en un artículo publicado en el semanario liberal Die Zeit. Se pronuncian a favor de la presencia alemana en la celebración.

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