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SEVILLA

Una curandera daba cocaína a niños enfermos para ponerlos "gorditos"

El fiscal pide 17 años de cárcel por estafa y tráfico de drogas

Una curandera de la localidad sevillana de Coría del Río fue juzgada ayer en Sevilla por poner cocaína en brebajes con los que aseguraba curar la leucemia a los niños, a los que conseguía poner "gorditos" y que recuperasen las ganas de "coger la bicicleta y subir escaleras". La curandera, para la que el fiscal ha pedido en el juicio 17 años de prisión por estafa y tráfico de drogas, negó en el juicio haber puesto cocaína.

La acusada afirmó que lo único que pedía a sus clientes era "que tuvieran fe, porque la fe mueve montañas". Según el ministerio fiscal, Mercedes B. G. "se aprovechaba de la situación desesperada de familias de bajo nivel cultural y económico", cuyos hijos padecían enfermedades terminales, y les prometía la curación mediante unos masajes y unos preparados de hierbas que ella elaboraba.Según los forenses que testificaron en la vista, los brebajes y cremas de Mercedes tenían, además de hierbas aromáticas, una cierta cantidad de cocaína y alcohol que provocaban en los niños "euforia, vigor, ausencia de fatiga y bienestar".

Aunque los pequeños experimentaban cierta mejoría, a la larga fallecían a consecuencia de sus enfermedades, no sin antes haber conseguido la curandera elevadas cantidades por su tratamiento, que llegó a las 700.000 pesetas en el caso de una de las familias.

Mercedes B. G. trató a cientos de personas hasta que fue denunciada en octubre del año 1990 y en las actuaciones aparecen al menos tres de los niños tratados (Quique, Isaac y Jorge) que padecían enfermedades terminales, a cuyas familias la curandera les prometió la curación porque decía tener "poderes en las yemas de los dedos para quemar las células cancerígenas".

Testigo

La madre de uno de esos niños, que padecía una leucemia, explicó en el juicio que su hijo engordó 11 kilos con el preparado de la curandera y "se le veía alegre, volvía a tener fuerza para subir las escaleras y coger la bicicleta, no parecía que se iba a morir".

Esta misma testigo dijo que Mercedes B. G. mostraba sobre una mesa de su "consulta" fotografías de niños antes y después del tratamiento, a propósito de los cuales que aseguraba categóricamente haberles curado de cáncer y leucemias, por lo que su fama llegó a provocar que las colas de pacientes saliesen fuera de la casa.

La curandera cobraba 1.000 pesetas por cada sesión de masaje -en ciertos casos recomendaba uno diario- y otras 6.000 pesetas por cada frasco de su preparado, de los que solía recetar un par a la semana.

Las cantidades exactas de cocaína que añadía al preparado no han podido ser precisadas, ya que los peritos explicaron que al estar disuelta en agua la droga se va destruyendo, por lo que la concentración inicial podría ser mayor de la que se ha encontrado.

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